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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



jueves, 11 de julio de 2013

Literatura Primitiva en la Post-modernidad

El tiempo de hoy es el de lo post y la muerte. Es el Apocalipsis. Tan semejante a los anuncios de una religión milenarista que se promociona por televisión entre comercial y comercial, que termina por trivializar el final. De tal manera, ya es común escuchar hablar sobre todos los finales: de la historia, del arte, de la filosofía, la literatura, el estado, las identidades y las utopías... Paradójicamente relatados por la historia, la literatura, la filosofía y el arte.

Sin embargo, como un no-muerto el capitalismo y su cultura están más vivos que nunca mientras que todo aquello en lo que se sostiene muere, o por lo menos anuncia como un espectáculo (con elevadas regalías por supuesto) su agonía. Quizá Marx tenía una profunda razón que se deja ver en estos momentos liminares, cuando se refería al capitalismo con la metáfora de un vampiro que alimenta su vitalidad de la muerte en todas sus modalidades (trabajo enajenado, enfermedad, sufrimiento, barbarie, violencia y muerte física).

O quizá esta versión apocalíptica de nuestro tiempo se trate del paroxismo de una ilusión, de una locura o un sueño con el que la humanidad sustituyo la realidad, llamada modernidad. Ya que, si bien  la post-modernidad implica una crisis fundamental en la cultura y las estructuras sociales, la modernidad no agota la cultura ni mucho menos lo que el hombre es y puede vivir, a pesar de que uno de los principio de esta haya sido la cancelación de cualquier otra cultura en la creencia de que la racionalidad moderna implicaba la superación del saber llevado a su más alto grado. Así el pensamiento moderno embarcado en el entusiasmo del humanismo, racionalismo y positivismo tan pragmáticos como capitalistas niega los valores no únicamente de las otras épocas histórico-conceptuales occidentales (paradójicamente la primera víctima de oxidente es occidente mismo) sino también cualquier otra cosmovisión cultural de cualquier lugar o tiempo.

Por su parte, en la post-modernidad partiendo de tal universalidad se pretende que el derrumbe de lo que en la modernidad se construyó es el derrumbe absoluto de lo humano e incluso del mundo. Y así, se hace pasar la crisis actual como un hoyo negro con la capacidad de tragarse una galaxia, y en un descuido, al universo entero.

Antes bien y siguiendo con las analogías concibamos al tiempo presente sí como una cavidad oscura, como un espejo negro. Pero no tan afectada de dramatismo ingenuo, pensémoslo… como la boca de un caldero, sí… como un caldero al cual interrogar por el futuro, a la manera de un caldero de bruja o cualquiera de esos utensilios que en los primeros tiempos, los primeros hombres usaban  para saber el porvenir cuando era propicio o necesario.