La película dirigida por Roberto Moreno, producción brasileño-argentina, y estrenada en 2023, es una brillante excepción en el mundo cinematográfico contemporáneo, que sobresale no sólo por sus cualidades narrativas y estéticas, sino también, por su fidelidad y culto al lenguaje cinematográfico en un momento de pobreza y crisis en el circuito tanto comercial como pretendidamente artístico, convirtiéndose no solamente en una gran película sino también en una profunda crítica y reflexión sobre el cine y su situación actual.
En entrevistas el director Roberto Moreno declara su intención de recuperar los recursos propios del discurso cinematográfico, tipos de planos y montaje, a la manera en que los hacían los directores de los diversos momentos de la época de oro del cine, los 20 en Alemania, los 50 en Italia y USA o los 60 en Francia; y en un momento, el actual, en el que el cine tanto comercial como de arte abandona este lenguaje por el uso de recursos espectaculares como los efectos especiales o la narrativa propia de las series. Por lo que su película hace uso de planos y cortes a la manera de los grandes directores, sobre todo los de la novelle vage, que convertían la música en un recurso narrativo y dramático privilegiando más que “lo que se cuenta”, “cómo se cuenta” en una experimentación sobre las posibilidades perceptuales del cine y una reflexión sobre tales posibilidades.
De tal manera, la película Los delincuentes se convierte intencionalmente en un manifiesto fílmico y una declaración de principio s, en una apuesta por el cine en el momento, en que como se menciona en la película en la voz de un personaje que es un director que se atodenomina videoasta y que filma planos interminables de las pampas argentinas, este ha muerto o por lo menos no del todo. Por lo que el discurso utilizado en la película se convierte en un ejercicio de exploración de las posibilidades actuales del cine en el momento actual en el que los recursos del cine son abandonados comercialmente y por los directores de cine de arte que hacen sus películas no para explorar o experimentar sino para ganar concursos, películas en las que se repiten fórmulas y discursos efectistas que siguiendo el discurso de la publicidad y las redes sociales sólo buscan impresionar o impactar renunciando tanto a las posibilidades narrativas como estéticas.
En estos términos, los recursos discursivos de los planos y el montaje rinden tributo con su forma a Eric Rohmer, Godard y Bresson; y la trama es un homenaje demás de a la película argentina Delincuente, a las profundas historias de Bresson y Truffaut, con una reflexión sobre la delincuencia y el poder.
Con tal perspectiva y recursos la película Los delincuentes aborda la historia de un par de trabajadores de un banco, que ante la falta de posibilidades vitales en un trabajo repetitivo en el que se encuentran con personas en las que no solamente sus nombres y sus firmas se repiten sino también sus vidas y en jornadas iguales en las que la única expectativa es comprar un traje de vez en cuando o salir de vacaciones una semana al año; encuentran la posibilidad de salir en búsqueda de la libertad cometiendo un robo en el banco con el monto exacto del salario que se les pagaría hasta el día de su jubilación y por el cual uno de ellos purgará una pena en prisión mientras el otro guarda el dinero; lo que les permitiría vivir en el campo los cuarenta años que aún les faltaban para jubilarse. Historia además de interesante profundamente crítica de la sociedad contemporánea en el que las formas del trabajo y la cotidianidad son en realidad formas de esclavitud moderna ante las que la película ofrece una alternativa estética y lúdica que embarca a sus personajes en una aventura que los lleva a cambiar sus vidas y a un espacio en el campo, para esconder el dinero, en el que encuentran junto al contacto con la naturaleza el amor y la amistad con un grupo de jóvenes que están filmando una película experimental en la pampa. Oposición entre el espacio urbano del trabajo y la normalización monótona y el campo relacionado con la naturaleza, la creatividad y el amor. Trama que permite al director experimentar con los formatos en la primera parte con una especie de documental de la ciudad de Buenos Aires filmada con cámara en mano y sin el cuidado de evitar la interacción con los transeúntes, y en la segunda parte, co n una serie de planos bucólicos y oníricos del campo y los bosques en un viaje en búsqueda de la libertad en que se convierte la película.