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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



viernes, 7 de julio de 2023

¿Qué es la Ecosofía?

A partir de sus investigaciones multidisciplinarias, pero sobre todo, de su polifacética práctica profesional y militante que comprendía desde la dirección de la clínica La Borde hasta la conformación de grupos de estudio y militancia política en relación con colectivos y sindicatos de diferentes países, Felix Guattari desarrolla el concepto de ecosofía, una propuesta teórica y militante que proponía abordar las problemáticas sociales en sus tres dimensiones psíquica, social y ecológica, al comprender que las transformaciones sociales en la forma de producción capitalista implicaban la profunda transformación y afectación de tales dimensiones.

 

Para Guattari, el capitalismo de finales de siglo XX, se convierte en un Capitalismo Mundial Integrado, una forma de producción basada en la valorización del valor, acumulación de ganancia y concentración de capital, pero a través, fundamentalmente de la tecnología informática que permite la integración mundial de los mercados por medio de la transformación de las transacciones mercantiles y el capital en flujos de información. Por lo que, la nueva forma del capitalismo, es una forma semiótica, es decir, una forma que basada su dinámica en la administración, el intercambio y el desciframiento de signos, información o datos, en que se convierten las mercancías, el capital y los consumidores.

 

La transformación de las mercancías y el capital en información posibilita la integración mundial de la economía de una forma nueva en velocidad instantánea y alcance planetario, por lo que las dinámicas y relaciones capitalistas abarcan aún más espacios y sobre todo dimensiones sociales, con las formas nuevas no solamente del trabajo informático, sino también, de las formas del consumo y el entretenimeinto, que producen nuevas formas de subjetividades, nuevos tipos de trabajadores informáticos o de control a distancia del trabajo, y nuevas formas de consumidores, por lo que implica nuevas dinámicas psicológicas, en una dinámica que al basarse únicamente en la mayor acumulación de ganancias provoca la descomposición de las relaciones sociales, que se articulan sólo para obtener ganancias desatendiendo las necesidades de los miembros de la sociedad, así como, el deterioro del medio ambiente y los ecosistemas al convertirlos en materias primas a explotar en las dinámicas de la sobreproducción y el consumismo.

 

En estos términos, Guattari se adelanta teóricamente a las transformaciones sociales y económicas del neoliberalismo y la informática, al proponer esta nueva forma de sociedad con varias décadas de anticipación; y simultáneamente, proponer las formas de lucha contra esa nueva forma del capitalismo, en las tres dimensiones en que intensificará sus efectos. Una nueva forma de la revolución que para ser efectiva, tendrá que atender a estas transformaciones y sus efectos, una nueva forma de lucha más allá de las formas obrero sindicales, que impliquen la producción de nuevas subjetividades diferentes a las producidas por las formas del trabajo, el consumo y el entretenimiento, nuevas subjetividades capaces de, en sus espacios y relaciones, proponer otro tipo de valores y vínculos que  las transformen de manera micropolítica o no reproduzcan los efectos capitalistas, y colaboren en la propuesta y conformación de alternativas sociales, psíquicas y ecológicas. Al considerar que la ecología comprende estas tres dimensiones, pues la sociedad y la naturaleza forman parte de una unidad dinámica, en la que dependen mutuamente de sus relaciones e interacciones para su bienestar, interacción intensificada por las nuevas tecnologías, que replantean la cuestión de las formas de interacción entre sociedad, naturale za y psique, como una nueva concepción de la ecología en la que el bienestar de la humanidad dependerá de nuevas formas de subjetividad capaces de establecer otras relaciones sociales y con la naturaleza. 



Kafka y la poesía

La forma más creativa, “fundacionalmente” hablando, que adopta el lenguaje es la de la poesía que originalmente se presenta como poesía de lo mítico. No olvidemos que la palabra griega poiesis designa eminentemente creación en diferentes órdenes[1]. La poesía, originalmente es utilizada para dar voz a los mitos que buscan dar origen y sentido a un pueblo. Desde la Iliada y la Odisea, hasta el Popol Vuh pasando por la Biblia y las diversas mitologías, la constante es hablar del origen del hombre y del pueblo en los términos más bellos y afectivamente líricos posibles, pero sobre todo, más cargados de significados y sentidos que puedan existir para enfrentar lo más desconocido pero también lo más importante, y estos han sido, los términos de la palabra poética. Puesto que la poesía en sí misma como código implica la mayor creatividad posible en la lengua, pues además de crear significados y usos diferentes de las palabras, o incluso nuevas palabras y sintaxis, tiene un registro semántico casi infinito, pues con ella, siempre es posible hablar de otra cosa que de lo que en primera instancia se habla, exponenciando indefinidamente los usos y sentidos de los signos de las palabras, en significantes y significados siempre posiblemente renovados. De tal manera, es posible pensar en esos primeros hombres tratando de expresar y explicar el mundo que les rodeaba a través de la poesía, y con ello, una de las primeras prácticas políticas consistente en enunciar y concebir poéticamente su comunidad, a sí mismos y a su mundo.

 

En la modernidad ha existido una reacción contra lo irracional, y con ello, contra todas las formas de lo indefinido, en la cual se ha arremetido también contra lo mítico. Sin embargo, la poesía o la astucia de los hombres, ha realizado lo necesario para que la función poética de la lengua sobreviva a esta reacción cultural en el seno de Occidente, haciendo lo necesario para preservar la palabra poética en medio del discurso racionalizado y desmitificado, a través de la literatura. La poesía en la modernidad, la función poética con su corte de imágenes y recursos polisémicos, pasa del verso a la prosa, de las grandes poéticas mitológicas de la antigüedad a la literatura en sus diversas modalidades de la novela, al cuento pasando por la poesía moderna del verso libre, a través de los estratégicos cambios en la poesía misma que van de los movimientos posromántios a las feroces vanguardias del siglo XX, con los que la poesía se desprende de su forma y contenido tradicionales, del verso ritmado y rimado, así como de los contenidos de una mitología común, ya sea grecolatina o cristiana; transitando así, a nuevas formas y contenidos que siendo nuevos conservan el carácter de lo creativo en los términos de la nueva actualidad y permisividad discursiva. Es decir, ya no se habla de mitología o religión sino de literatura, pero el funcionamiento y decisiva importancia para la comunidad siguen siendo las mismas: enunciar el mundo y sus posibilidades.

 

Gilles Deleuze ha sabido ver estos elementos y tópicos de lo creativo originalmente propios de lo poético en la literatura moderna, puesto que en ella, la palabra continúa siendo activamente creativa, tanto al interior de sí misma como arte, como en relación al mundo como política. Ya que, para Deleuze arte literaria y filosofía convergen en el elemento creativo, como dimensiones productoras de mundo, cultura y subjetividad. La primera a través de conceptos, la segunda a través de imágenes.

Para Deleuze la literatura es productivamente vital y en extremo positiva porque se ocupa de reconstituir la salud,[2]como las condiciones en el mundo necesarias para la vida, del propio escritor, pero sobre todo, de otros hombres que comparten la misma situación que el que escribe. Puesto que, desde su concepción spinozista el pensamiento y todas sus facultades y expresiones, como la imaginación (literatura) o el entendimiento (filosofía), han de servir al hombre para preservar su existencia como fuerzas potencializadoras de su propia vida.[3]                                                     

 

Paralelamente, la literatura es política porque además de desmitificar negativamente el mundo de lo dado, en sentido positivo plantea la posibilidad de otros mundos en el seno de la realidad, al convocar otras relaciones sociales en un llamado a un pueblo por venir, como si se tratara de la génesis de nuevas subjetividades, al hacer concebible la posibilidad de otros mundos que permitan la existencia de otras formas de vivir.


             Un pueblo en el que bastardo ya no designa un estado familiar, sino el proceso o la

             deriva de las razas.  Soy un animal, un negro de raza inferior desde siempre. Es el 

             devenir del escritor. Kafka para Centroeuropa, Melville para América  del  Norte  

             presentan la literatura como la enunciación colectiva de un pueblo menor, o de todos

             los pueblos menores, que sólo se encuentran en su expresión y a través del escritor.[4]

             

En estas coordenadas es que trataremos de abordar la obra de Franz Kafka como la obra de un auténtico literato moderno, en el fondo un poeta primigenio. Y para hacerlo, ahondaremos en sus dos dimensiones: poética y política, definidas ambas por el signo de la creatividad en el arte, la cultura y las alternativas para la existencia.