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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



lunes, 18 de diciembre de 2017

Estaremos impartiendo el siguiente curso en línea

El seminario consistirá en un estudio de los planteamientos de crítica histórica llevados a cabo por Friedrich Nietzsche y Walter Benjamin, en el contexto del intenso historicismo del siglo XIX, que perfiló la manera positivista de entender la historia en el pensamiento dominante del siglo XX y XXI. Proponemos un acercamiento entre las críticas de Walter Benjamin y Friedrich Nietzsche, en relación con el tema de la historia como un elemento fundamental, atendiendo a la relevancia de ambos pensadores en el horizonte teórico actual y resaltando su carácter crítico, uno respecto a la modernidad y el otro al capitalismo.
También exploraremos las posibilidades de un pensamiento que se presenta como necesario en el horizonte de una concepción de la historia predominantemente positivista y sistémica, que afirma la continuidad del capitalismo o el apocalipsis civilizatorio como únicas alternativas históricas.
El abordaje del curso subrayará los elementos comunes en la crítica negativa al historicismo positivista, pero, sobre todo, se ocupará de la propuesta de ambos pensadores como un sustituto de ese historicismo, en Nietzsche el vitalismo de la genealogía y en Benjamin el mesianismo revolucionario de su concepción materialista de la historia.
Este estudio permitirá la comprensión de una poderosa propuesta teórica crítica de pensamientos sistémicos que plantean la inevitabilidad de la sociedad capitalista y que, ante la negativa a aceptar cualquier alternativa social, llegan incluso a afirmar el fin de la historia.

Apuntes de crítica cinematográfica del fascismo 4

Un momento fundamental para el cine, como una especie de presagio, es el año de 1889. Año en que nacen dos figuras fundamentales para el devenir del cine, una que lo alimentará y descubrirá para las multitudes las alturas de este nuevo arte, y otra, que se aprovechará e interrumpirá su desarrollo: Charles Chaplin y Hitler. Ambos personajes inauguraron la celebridad en las pantallas y ocuparon, por primera vez, un lugar fundamental en la cultura de masas (cultura pop hoy globalizada), inaugurando, con ello, el paralelismo entre política y espectáculo que marcará de modo fatídico el siglo XX y de modo patético el siglo XXI. Todos en el mundo desde ese momento reconocen los rostros de ambos personajes como los símbolos de lo que es posible hacer con el arte de las pantallas.

Como una especie de comedia trágica o número de circo que acontece en la arena del del siglo XX, entre los escombros de la cultura medieval y las nuevas ciudades con sus espectáculos y entretenimientos, estos dos personajes ocuparán un lugar clave en lo que será el relato de la historia contemporánea hecha ya no de palabras o teorías, sino sobre todo, de imágenes en movimiento. En el siglo XX la humanidad empieza a contar su propia historia a través de imágenes en movimiento que observarán-consumirán las masas, sin distinguir entre alfabetos o analfabetas, hombres sencillos u hombres cultos. Desde la invención del cine el relato de la humanidad se construye con la luz y las sombras que se proyectan en los diferentes tipos de pantallas que ha sido capaz de idear el hombre.

Y el cine tan cercano y al mismo tiempo tan lejano de nosotros -respecto de lo que es, pudo y podría ser-, en las formas de entretenimiento y narrativas que hace converger, algunas provincianas o incluso medievales y antiguas -la literatura, el teatro, el circo, el concierto, la danza-, y las nuevas formas del espectáculo mediático de las telecomunicaciones; se transformará para siempre a través de la vida y las acciones de los personajes de Charles Chaplin y Hitler...





Apuntes de crítica cinematográfica del fascismo 3

Cuando Walter Benjamin habla de un autor que sea productor, de un artista  productor y técnico por supuesto que está hablando de la maestría e innovación técnica en función de los nuevos tipos de arte basados en la tecnología y su uso, sobre todo del cine. Sin embargo, la producción y la autoría a las que se refiere son muy especiales, no se trata solamente de la autoría de una obra o de la producción de objetos. Se está refiriendo a una autoría y a una producción materialistas y revolucionarias en el contexto del fascismo y del capitalismo, y por ello, ambas se caracterizarán por tender a la emancipación y liberación de las formas, pero sobre todo, de los sentidos y la sensibilidad de los hombres.

El autor del que habla Benjamin es un sujeto creativo, que sea capaz de dar nuevos usos a los medios técnicos y nuevas formas a los objetos, un artista en estrecha relación con los medios técnicos, tanta, que haga un uso tan creativo y novedoso de la técnica que incluso la convierta en algo nuevo. El autor de Benjamin es un artista incluso de los medios y la técnica, un artista de las máquinas que las interviene para convertirlas en armas para la resistencia frente al poder y en herramientas para la construcción de un mundo nuevo.

La producción de la que habla Benjamin no sólo es la producción de obras u objetos, sino la producción del hombre mismo y sus sentidos. El artista en Benjamin produce nuevas formas de percibir y sentir, es un productor de lo humano , produce otra sociedad en el interior de los hombres, pues cada sociedad tiene sus formas de sentir y percibir que son las fuerzas, motivaciones y límites del comportamiento de los hombres y la base concreta de las relaciones sociales.
El autor como productor en Benjamin es un artista revolucionario que le da forma a una futura sociedad emancipada, en el interior de los hombres.


Apuntes de crítica cinematográfica del fascismo 2

Resulta sorprendente que se relacione a Nietzsche con el fascismo. Precisamente aquello en lo que consistió el fascismo fueron muchas de las cosas contra las que se opone y pronóstica para el futuro. Nietzsche ve el triunfo de las fuerzas más estúpidas y reactivas de Alemania encarnadas en su época por Wagner y su séquito cuyos espectáculos son el antecedente inmediato de los grandes espectáculos nazis y las películas de Riefenstahl; esclavos resentidos que se hacen pasar por señores; masas embrutecidas y manipuladas por su ignorancia y resentimiento; el vulgar germanismo que pretende ser la continuidad del mundo clásico, el antisemitismo; el avasallamiento del individuo por la masa: el triunfo de la servidumbre nacionalista que es lo opuesto al espíritu libre.

A pesar de utilizar e incluso falsificar la obra de Nietzsche para que sirviera al nazismo, resulta insostenible que todavía hoy, después de los trabajos filológicos de la década de los noventa en Italia, que demuestran la falsificación y alteración de las obras de Nietzsche, sobre todo de La voluntad de poder, se continúe afirmando que el pensamiento de Nietzsche es prefascista. Pero algo que apoya esto es la sobrevalorada interpretación que Heidegger hace a partir de los textos falsificados y sus propias necedades nazis.

Las películas de Riefenstahl a pesar de su maestría e innovación técnica, sobreestimada si se le pone en comparación con el cine ruso, es la escenificación de la peste que pronostica Nietzsche, un fenómeno que emerge en la Alemania nazi pero no se quedará ahí sino que permea gran parte de la cultura pop y el espectáculo haciendo que el entretenimiento gire en torno al nacionalismo, a los sentimientos histéricos de admiración hacia figuras pusilánimes, la jerarquización racial y la exclusión étnica, la exaltación de la obediencia cuasi religiosa a los imperativos de un agente abstracto y trascendente, el capital y las mercancías; la renuncia del individuo a su singularidad y capacidad inventiva. El espectáculo y la publicidad son la continuidad de la estética del fascismo.


lunes, 4 de diciembre de 2017

Apuntes de crítica cinematográfica del fascismo 1

Cuando Jean Luc Godard dice, en el documental Historias del cine, que el fascismo implica un retroceso y un obstáculo que detuvo el desarrollo del cine, se piensa inmediatamente en Leni Riefensthal. Pero si se pone atención en el bello argumento de Godard y en la obra fascista de Riefenstahl, es posible entenderlo, en parte, como una crítica a un tipo de cine que inicia con Reifenstal:

Para Godard el nazismo implicó la primera gran tragedia para el arte del cine, que como nuevo arte en el siglo XX tenía todas sus potencialidades en frente, era y es un arte por explorar, no sabemos todo lo que podemos sentir, expresar y pensar a través de las películas, pero el nazismo impidió que aquellas películas que nos podrían hacer experimentar nuevas cosas fueran filmadas.

Para Godard, siguiendo a George Bataille en sus estudios sonre Manet, el cine cómo imágenes en movimiento, imágenes de cuerpos que piensan y se mueven por una idea, inicia con Manet. Idea completamente bergsoniana. Los bellos retratos de mujer que pinta Manet, nos dice Godard, son de mujeres que nos ven como si supieran lo que estamos pensando. Nos ven como si supieran lo que pensamos y estuvieran a punto de actuar. Son cuerpos que están pensando e interactúan con nosotros. El siguiente paso serán las imágenes del cine de cuerpos que se mueven motivados por una idea.

En el cine de Riefesntahl es avasallante la falta de ideas, se busca avasallar los sentimientos de enormes públicos a través de las imágenes de miles de cuerpos que se mueven por pocas o nulas ideas, que se mueven por órdenes y cuya subjetividad se diluye en la masa obediente y gregaria. Y las pocas ideas que hay las dice el cuerpo crispado y alienado de un Hitler que parece que tampoco piensa, de hecho lo que predomina en las escenas de sus discursos es su coporalidad trémula como de animal herido o afectado y la constante alusión a la obediencia con gritos que sólo transmiten tensión emocional.


A pesar de la admiración que Hitler profesaba por el cine y la actuación, no actúa, no sabe hacerlo y la evidencia está en los rictus de su rostro que parece cerrarse al mundo, ni su rostro ni sus ojos parecen comprender nada y en esa situación ordena el movimiento de cientos de miles de kilos de carne que se mueven a donde él les dice, incluso a su aniquilación. El cine de Rifesntal es una celebración técnica de esta pérdida de pensamiento. 



domingo, 26 de noviembre de 2017

Crítica anarquista del pensamiento posmoderno

Miguel Amoros hace una exposición polémica de lo que es el pensamiento posmoderno y sus implicaciones conservadoras, procapitalistas y antirrevolucionarias.El pensamiento posmoderno como nocivo al pensamiento anarquista y a todo pensamiento crítico. A pesar de que generalmente se piensa que el pensamiento posmoderno es crítico y liberador.

La exposición de Amoros es muy clara y entendida de lo que ha sido el pensamiento revolucionario teórico y los movimientos emancipatorios. En ese sentido es especialmente valiosa en el contexto actual en el que charlatanes tratan de hablar de filosofía y cultura crítica confundiéndolo todo desde lugares comunes y clichés, you tube está plagado de ellos.

Inicia su exposición hablando de los antecedentes modernos del pensamiento revolucionario, poniendo especial acento en el pensamiento de Hegel que sería el heredero del pensamiento ilustrado emancipador, y en cierta forma, el principio del pensamiento revolucionario radical en sus discípulos Marx y Bakunin. Amoros le da una importancia fundamental a esta tradición ya que para él constituye incluso el elemento emancipatorio que recorre los movimientos del siglo XX, como es el movimiento del 68, que es motivado por el pensamiento situacionista heredero de Hegel y nutrido por los elementos de pensadores que piensan desde el arte, la cotidianidad, la antropología y otras disciplinas nuevas.

Respeto al pensamiento posmoderno para Amoros implica una especie de reflejo de la situación social en la que se sume el siglo XX. Los tópicos de la muerte, la nada, la escisión de esencia y existencia, la crisis identitaria que lleva a la exaltación de elementos como el nacionalismo, la raza, son reflejo de la situación social crítica y totalitaria en la que se encuentra la sociedad, los efectos de la destrucción capitalista y su imposición a través de la represión del Estado, las personas son extremadamente pobres o peligrosamente amenazadas en su vida: el origen del pensamiento posmoderno. El pensamiento de Heidegger sería la expresión de esa situación, y sus herederos, continuarían su labor, siguiendo el proceso de descomposición social, dando recursos para sobrellevarlo, y simultáneamente, descalificando los elementos de otros pensamientos que podrían implicar una crítica o alternativa a esa situación.

Si bien el planteamiento de Amoros es polémico también interesante, ya que a la par de criticar el pensamiento existencialista critica gran parte del pensamiento crítico de los 60, como el pensamiento de Lyotard y Foucault, por continuar esta posición que niega las posibilidades de un pensamiento comprensivo, y sobre todo, que reivindique la capacidad y potencia revolucionaria, centrándose en la relatividad, la imposibilidad de distinguir entre verdad y mentira, la anulación de los recursos históricos, pues ni historia ni sujeto tienen realidad, e incluso, los problemas más importantes se convierten en los problemas de individuos o pequeños grupos aislados. Individuos y minorías que sólo buscarían su beneficio entendido en los términos de un gozo muy elemental y problemas personales que se resuelven a través de un anti normalismo, hacer lo contrario a la norma pero sin proponer una alternativa distina, vegetarianismo, trasvestismo y empoderamiento. Incluso llega a afirmar que la idea de la micropolítica es nociva pues no habría nada distinto al poder, idea a la que llegó también Foucault y lo hizo replantear la orientación de su pensamiento en la última parte de su obra pero sin abandonar el sesgo individualista que ya había tomado.

La exposición concluye planteado que el pensamiento posmoderno es nocivo al anarquismo pues niega los fundamentos ilustrados de los que parte: la capacidad revolucionario del sujeto, la potencia del pensamiento racional, la fuerza de la razón y la verdad, la importancia y continuidad de los procesos históricos, la relevancia de las categorías colectivas de masa o pueblo. El pensamiento posmoderno sería un pensamiento propio de los grupos universitarios, que reproducen la subjetividad de jóvenes europeos d e clase media, es un pensamiento de individuos adaptados a un mundo que tiende a la destrucción de lo humano y a la pasividad frente a esta destrucción, individuos aislados en las dinámicas de las redes sociales y el consumo, la soledad y la impotencia. Amoros alerta contra las nuevas tendencias anarquistas que tratan de integrar posiciones posmodernas a costa de ignorar o negar la tradición teórica y practica el anarquismo, así, como sus capacidades subversivas.

Para Amoros el pensamiento posmoderno en una reivindicación de la destrucción de la cultura y el pensamiento revolucionario, es el nihilismo consistente en la destrucción de todo en función de la ganancia, el imperio del capitalismo, el valor de cambio, sobre el mundo y el ser humano, valor de uso.   Aquí el enlace:
https://www.facebook.com/colectivo.autonomomagonista/videos/787555838117766/?hc_ref=ARQCgn9QrC_VIb9csUKDFiuVy9VUY_ZI_caO1y6x4HmJ7HbTP26dyJC4tsTDrjwEiWw

lunes, 17 de julio de 2017

Participación en el Festival COMPARTE del EZLN edición cibernética

                                                         Virtual
                                     &
                                 Real


   Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
    Al CNI


Lo real, lo que se nos dice es lo real, es tan pobre
Tan poca cosa, que no alcanza para nada
No alcanza para que las personas no tengan hambre
Ni frío
Ni ganas, ni sueños insatisfechos
No alcanza para alimentar a los animales
Ni a las plantas
Y menos a las voces
que adentro reclaman luz

Las alegrías andan raquíticas y delirantes
de aquí para allá como drogadas,
chocando entre ellas
como sombras perdidas.

Mientras espectros
en las pantallas
de todo el mundo
se exhiben satisfechos
por casi nada
de esa casi nada.
Porque lo real,
eso que no alcanza
para alimentar nada que valga algo
los alimenta a ellos,
como el terror se alimenta del miedo
y las mentiras de la ignorancia.

Hoy Agosto de 2017,  la red, el sueño de un mundo libre de gobiernos, usureros, jueces y policías, un mundo donde cupieran todos los mundos que de alguna manera u otra ya somos -y tienen hambre y reclaman salir, ser habitados-, se ha convertido en su mayor parte en el espejo del mercado, en el mejor y más detallado reflejo de las pesadillas de los otros mundos que también somos. Los mil caleidoscopios que hay en nuestros ojos se convierten en la cámara de 16 megapixeles de los teléfonos celulares. Y los puñales, pinceles, plumas, latas, libros, microscopios, telescopios y cinceles que las personas traen en sus bolsas y bolsillos se convierten en espejos que no reflejan nada que nos sea la pobre imagen fija en hd de un mundo que le da la espalda al hambre de los mundos. Las pantallas que brillan entre las manos de hombres y mujeres son como los ojos de medusas que los hipnotizan para devorarlos mientras ellos posan y ríen. Orwell y Huxley se quedaron cortos con lo que imaginaron y si viviera tachonearían rápidamente sus libros antes de que pasaran mas cosas.

Pero…
Siempre hay un pero.
O siempre que las cosas se vuelven interesantes
Bellas, rebeldes, creativas
hay un pero:

¿Cuál es la red?
¿La primera, la más grande?
¿La que desde el principio alimentó a esta?


Añadir leyenda

Pues...

miércoles, 3 de mayo de 2017

¿QUÉ ES LA MÁQUINA DE GUERRA? LA FILOSOFÍA DE DELUEZE-GUATTARI



El concepto de máquina de guerra es un concepto muy importante desarrollado por Deleuze-Guattari en sus estudios conjuntos de los dos tratados de psiquiatría y capitalismo, El Anti Edipo y Mil Mesetas, en el primero se define el concepto de máquina deseante[1]  y en el segundo el de máquina de guerra[2]. La máquina de guerra es un concepto en extremo práctico y concreto, que tiene la perspectiva militante y clínica de Guattari aunada a la perspectiva heterodoxa de lo que Deleuze entiende como no-filosofía[3] en la filosofía, los dos aspectos que nos permitirán entender el alcance de esta simbiosis son el deseo y la afectividad, que trataremos en este apartado.

A la pregunta de Clare Parnet en torno al deseo: «[...] Con Félix Guattari, muestra la importancia del deseo y su aspecto revolucionario frente a toda institución, incluida la psicoanalítica» (…)¿qué era exactamente el deseo –considerando la cuestión con la mayor sencillez– en tiempos del Antiedipo?[4]

Y  Deleuze responde en términos de la no filosofía en la filosofía, hablando de los elementos no filosóficos en el deseo o en cualquier concepto, que son como las piezas de una máquina -prefigurando la cuestión del constructivismo de un problema o problemática que implica un concepto como su solución, y desarrollará junto a Guattari en ¿Qué es la filosofía?.  

… cuando uno hacía un libro era porque pretendía decir algo nuevo. Bueno, pretendíamos que, de una manera u otra, la gente hasta entonces no había comprendido bien lo que era el deseo, es decir, llevábamos a cabo nuestra tarea de filósofos: pretendíamos proponer un nuevo concepto de deseo. Pero, con los conceptos, la gente no tiene por qué creer, si no hace filosofía, que un concepto es muy abstracto, sino que, por el contrario, remite a cosas sumamente sencillas, sumamente concretas, como veremos. No hay concepto filosófico que no remita a determinaciones no filosóficas, es decir, es muy sencillo, muy concreto. En fin, queríamos decir lo más sencillo del mundo: «Hasta ahora habéis hablado abstractamente del deseo porque extraéis un objeto que se supone que es el objeto de vuestro deseo». De ahí que se pueda decir: «Deseo a una mujer; deseo irme a..., hacer tal viaje; deseo esto o aquello». Mientras que nosotros, decíamos algo verdaderamente sencillo, sencillo, sencillo: «No deseáis nunca a alguien o algo, deseáis siempre a un conjunto». No resulta complicado. Y nuestra pregunta era: «¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre los elementos para que haya deseo, para que se tornen deseables?». Es decir, yo no deseo a una mujer –me da vergüenza decir cosas así–, lo ha dicho Proust, y en Proust es muy hermoso: no deseo a una mujer, deseo a su vez un paisaje que está envuelto en esa mujer, un paisaje que puedo no conocer, y que presiento, de tal suerte que, si no despliego el paisaje que ella envuelve no estaré contento, es decir, mi deseo fracasará, mi deseo quedará insatisfecho. Y aquí tomo un conjunto de dos términos: «mujer – paisaje», pero se trata de algo completamente distinto. Cuando una mujer dice: «Deseo... un vestido; mira, deseo eso, tal vestido o tal blusa», es evidente que no sea ese vestido o esa blusa en abstracto, sino que la desea en todo un contexto, que es un contexto de su propia vida, que ella va a organizar el deseo en relación, no sólo con un paisaje, sino con gente que son sus amigos, o con gente que no son sus amigos, con su profesión, etc. Yo no deseo nunca algo y nada más; así  mismo, tampoco deseo un conjunto, sino que deseo en un conjunto…[5]

El concepto máquina de guerra[6] es inicialmente propuesto por Guattari en el texto Máquina y estructura, (en parte inspirado explícitamente en el libro Diferencia y repetición[7]) contenido en el libro Psicoanálisis y transversalidad (1972), que como mencionamos en el capítulo anterior fue revisado y corregido por Deleuze; texto en el que Guattrari confronta las concepciones del psiconálisis freudeano y lacaniano, en provecho de una concepción “maquínica” del inconciente que implica una dinámica materialista y política, en la cual, los individuos y los grupos funcionan como máquinas[8] con partes que son piezas que se articulan entre sí para estructurar nuevas o desconocidas partes del individuo o el grupo, y en el límite, generar nuevos tipos de cuerpos y de grupos, más libres y menos fascitas[9]. Y por ello, en la obra escrita junto a Deleuze el concepto de máquina de guerra tiene fuertes efectos y relaciones con el deseo y los afectos, pues mezclando las concepciones psicoanalíticas y psiquiátricas de Guattari con el materialismo vitalista de Deleuze, la máquina de guerra se sitúa en la problemática práctica de la conducta pero también, y sobre todo, del inconciente y de los afectos, como su motivación o causalidad.

En los términos del deseo y la afectividad, el nuevo nómada que conciben Deleuze-Guattari, será una especie de artista, que recuperará las características de un guerrero que lucha contra quien busca someterlo, capturarlo sometiendo tanto su voluntad como sus afectos, y lo hará, con las armas de sus deseos y sus sentimientos convertidos en signos que se oponen, sobre todo desarticulando-desterritorializando, primero las codificaciones-axiomáticas estatales, para en un segundo momento proponer, crear, o recuperar otras formas de desear y de sentir, individual y colectivamente, nuevas codificaciones de signos alternas a la dinámica capitalista...

Félix-Guattari-Experimentador-Filósofo-Explorador Urbano-Conspirador


Félix Guattari fue un experimentador y visionario de las humanidades, la política y la crítica al capitalismo. Mezcla entre pensador renacentista, explorador urbano, científico- activista y conspirador, se involucró en diferentes dominios del conocimiento como farmacología, psiquiatría, psicoanálisis, geografía, biología, filosofía, literatura, ecología, antropología, semiótica…

Guattari acompañaba su actividad experimental de investigación teórica con una praxis tan intensa como variada, como director de la clínica psiquiátrica experimental de La Borde, impulsando grupos de investigación o participando en algunos de los movimientos políticos más importantes del momento.

Pierre-Félix Guattari nace el 30 de marzo de 1930, en el contexto de una familia con raíces italianas.[1] Su padre fue un excombatiente de la primera Guerra Mundial y croix de feu, empresario siempre en busca de un negocio capaz de darle una vida cómoda a su familia hasta que pone una pequeña fábrica de chocolates que se lo permite, adicto al juego y sorprendente autodidacta del piano que es capaz de interpretar una pieza con sólo escucharla; su madre, Jean Paoli era una mujer afecta a la literatura y las artes, que en palabras del propio Félix Guattari, tuvo gran influencia en él, su hijo menor, al proyectar su pesar por no haber tenido una hija, que lo hizo un niño tímido, encerrado en sí mismo, “casi femenino”[2]...


Guattari en el tren subterráneo de Tokio, que es el más grande del mundo

sábado, 4 de febrero de 2017

PERVERSIDAD Y REBELDÍA EN LA VEJEZ: Gilles Deleuze & Félix Guattari

"Tal vez no se pueda plantear la pregunta ¿Qué es la filosofía? hasta tarde, cuando llega la vejez y la hora de hablar concretamente. De hecho, la bibliografía es muy escasa. Se trata de una pregunta que nos planteamos con moderada inquietud, a media noche, cuando ya no queda nada por preguntar. Antes la planteábamos, no dejábamos de plantearla, pero de un modo demasiado indirecto u oblicuo, demasiado artificial, demasiado abstracto, y, más que absorbidos por ella, la exponíamos, la dominábamos sobrevolándola. No estábamos suficientemente sobrios. Teníamos demasiadas ganas de ponernos a filosofar y, salvo como un ejercicio de estilo, no nos planteábamos qué era la filosofía; no habíamos alcanzado ese grado de no estilo en el que por fin se puede decir: ¿pero qué era eso, lo que he estado haciendo durante toda mi vida? A veces ocurre que la vejez otorga, no una juventud eterna, sino una libertad soberana, una necesidad pura en la que se goza de un momento de gracia entre la vida y la muerte, y en el que todas las piezas de la máquina encajan para enviar un mensaje hacia el futuro que atraviesa las épocas… "[1]

Estas son las palabras de las hermosas páginas con las que inicia ¿Qué es la filosofía?,  el último libro escrito por Deleuze, publicado en 1991 y escrito junto con Félix Guattari, y en el cual, ambos se ocupan en definir desde su perspectiva inmanente qué es la filosofía y qué es filosofar.

Cuando escriben estas palabras Deleuze tiene aproximadamente sesenta y seis años y Guattari sesenta y uno. En ellas se manifiesta una sorprendente manera de referirse a la vejez, inesperada para la manera habitual en la que se piensa sobre esta etapa de la vida y sobres los ancianos. Ya que desde los criterios utilitarios y productivitas, la vejez es una etapa indeseable, definida por la minusvalía. El anciano pasa a formar parte de los márgenes sociales, ya que desde la perspectiva de la productividad tanto su cuerpo como sus capacidades mentales se encuentran en un proceso de degradación y minusvalía en la competencia del mercado laboral, se supone que es menos vital, y aún peor, menos fuerte para el trabajo que implica la única fuente del valor de los hombres en un mundo en el que los seres humanos se convierten únicamente en instrumentos o piezas-engranes del trabajo como producción de mercancías.  La vejez es una forma de marginalidad social.


Sin embargo, para ellos que durante toda su vida reivindicaron la causa concreta de diferentes marginalidades y exclusiones, y los derechos y dignidades de la marginalidad misma, la vejez se convierte en una nueva condición para experimentar, pensar y resistir. De manera disidente reivindican su ancianidad como un momento, pero sobre todo, como una intensidad de la vida, una nueva potencia y una nueva situación en el tiempo y el espacio que les permite acceder a una perspectiva distinta más adecuada para pensar algo que en medio de los compromisos asumidos, las obligaciones sociales y los problemas acuciantes pocas veces es pensado con el tiempo, el desapego y la tranquilidad necesarios: la filosofía misma.