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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



jueves, 14 de marzo de 2013

Lo Político en Nietzsche


“El combate espiritual es tan brutal
como la batalla de los hombres.”
             Arthur Rimbaud

“Es la guerra, pero la guerra sin pólvora y sin humo, sin actitudes bélicas, 
sin pa­thos ni miembros dislocados, todo eso sería aún «idealis­mo». Un error 
detrás del otro va quedando depositado sobre el hielo, el ideal no es refutado, 
se congela..."     Nietzsche

Los dos ámbitos en que consideramos se desarrolla lo propiamente político del pensamiento nietzscheano: uno ético-individual y otro político-civilizatorio. Dos líneas de engranaje en las que funcionan los conceptos políticos nietzscheanos adquiriendo todo su sentido crítico, pero sobre todo, emancipatorio.

Desde sus fundamentos el pensamiento de Nietzsche se politiza en el sentido profundo del término, es decir, se constituye en una profunda meditación del poder. Como ya lo indicamos, su pensamiento parte de una concepción ontológica del mundo radicalmente positiva, en la cual, el “ser” se caracteriza por la potencia y productividad de sus fuerzas que son el mundo, los elementos del mundo, y por ende, el hombre mismo: “la voluntad de poder.” Paralelamente, el otro factor que define el carácter de esta meditación sobre el poder es el cuerpo, como epicentro del pensamiento, que orienta completamente la concepción del poder en un sentido radicalmente inmanente, puesto que es desde el cuerpo, en la forma de concebir sus potencialidades inherentes y su existencia concreta, que Nietzsche plantea el concepto del poder y sus consecuencias prácticas en lo ético y lo político.

Y nuevamente, en esta dimensión, las correspondencias con el pensamiento de Spinoza se hacen fundamentales para la interpretación deluezeana. Ya que Deleuze, desde la afirmación de su perspectivismo spinozista, es capaz de captar los elementos críticos, emancipatorios y revolucionarios que desde la extrema positividad del “ser” va adquiriendo el poder en el pensamiento de Nietzsche, que a su vez, va a definir el conjunto de la filosofía de este último en los términos de la más absoluta inmanencia y radical materialismo.

Las dos líneas de sentido, en las que señalamos se articulan como engranes los conceptos políticos de Nietzsche, y nos permiten comprender más claramente su pensamiento político, son  las que denominaremos la dimensión “ético-individual” y la “político-civilizatoria”, que si bien interactúan todo el tiempo una en la otra y como conjunto, para efectos didácticos resulta adecuado presentarlas por separado. De tal manera, es posible comprender con mayor rigor y profundidad el pensamiento político de Nietzsche si como hace Deleuze procedemos a su estudio en los términos de estas dos dimensiones en relación con el pensamiento de Spinoza. Y si bien, Deleuze lo hace de manera implícita, centrando su atención más que en la exposición de cada una de estas dos líneas, en el desarrollo sistemático conceptual de su interpretación del pensamiento de Nietzsche, nosotros trataremos de hacer esta labor de manera explicita, pues además, simultáneamente trataremos de mostrar la manera en que trabaja el propio Deleuze a través de la exposición de estas dos líneas de sentido.

En términos generales la línea ético-individual implica la dimensión de la sensibilia, el ámbito de los afectos (sentimientos, deseos, pasiones, devenires) fundamental tanto para Nietzsche como para Spinoza, en el sentido de una “política de las pasiones”. Puesto que como advirtieron Nietzsche y Spinoza la política se juega no solamente en el ámbito de las instituciones sino, sobre todo, de la interioridad de los hombres produciendo o bloqueando sentimientos, y con ello, provocando comportamientos (servidumbre o libertad). De tal manera, en la vida concreta de cada hombre el tipo de comportamiento con que actúa en sus relaciones, desemboca en una instancia fundamental ha procurar desde la conciencia y el sentido que aporta una ética.