La vida de Baruch de Spinoza nos es descrita
fundamentalmente en un corpus ya canónico de biografías[1]: Lucas, Kortholt, Bayle, Colerus y Monnikhoff; documentos
que en unos son producto de una profunda admiración, y en otros, una forma de propaganda
negativa para prevenir contra los efectos del autor y su doctrina monstruosa. Parte
fundamental de ese corpus, lo
constituye también, el valioso conjunto de la correspondencia del autor[2]
y se complementa con trabajos más recientes que cuentan con una sólida base
documental como los de Dujovne, Feuer y Th. De Vries.
Baruj de Spinoza[3]
nace en la comunidad judía de Ámsterdam en la primera mitad del siglo XVII. Desde muy temprana edad experimenta la
pérdida con la muerte de su madre Hana Devora quien muere cuando él tenía seis
años y posteriormente la de sus hermanos Yitzhak y Miriam. Su familia era
acaudalada y se dedicaba al comercio, su padre Michael de Spinoza era una
importante figura en la comunidad, tanto, que llegó a ser varias veces parnas,
anciano o mayor, tenía un negocio en el cual Spinoza trabajó desde la edad de
trece años y hasta dos años después de la muerte de su padre, acaecida en 1656,
asociándose entonces con su hermano Gabriel y fundando la compañía comercial de
importación y exportación de frutos Bento et Gabriel de Spinoza.
En el seno de la comunidad judía estudia hebreo, las
escrituras, el Talmud y materias
comerciales, y por su cuenta ciencias, dando muestras de ingenio e inteligencia.
Ya en su juventud muestra especial interés por el estudio del latín por
lo que recibe instrucción inicial por parte de un
estudiante alemán para después pasar a las manos del médico y profesor de latín
Franz van den Enden quien posteriormente fue sospechoso de un ateísmo divulgado
entre sus jóvenes alumnos, y que se dice, terminó sus días colgado en Francia
por alentar la subversión de una provincia a favor de la liberación de los
Países Bajos.[4] Spinoza se relacionó tanto con la familia de este
médico que llegó a considerar la posibilidad de casarse con su hija única.
También traba relación de aprendizaje con el rabi Menasshe ben Israel al
lado de quien conoce a varios libre pensadores amigos suyos, como el famoso
teólogo calvinista y hereje Isaac Peyrere a quien trata justo seis meses antes
de hacer pública su separación de la sinagoga y de la ritualidad cotidiana,
suponiendo algunos estudiosos que por ese periodo también mantuvo relación con
Juan de Prado, notable personaje anatemizado antes que Spinoza[5].