Con profundo respeto a los compañeros normalistas caídos y desaparecidos, y a todos aquellos que siguen luchando por encontrarlos.
(Primer
día de clases de la generación 2014-2019 de la Normal Rural Isidro Burgos de
Ayotzinapa Gro.)
-
¡Es más grande de lo que me acordaba! ¡Aquí cabe todo el centro del pueblo
y hasta sobra! Ni en la fiesta de mi pueblo hay tanta gente...
- Estoy bien lejos de la casa y el pasaje cuesta setecientos pesos. Son ocho horas y setecientos pesos. Así, solamente voy a poder ir hasta noviembre.
-
¿Qué estará haciendo Mamá? Aunque se estuvo aguantando cuando me dio la
bendición me di cuenta que lloraba pa' dentro, así, sin lágrimas y con el
sentimiento cortado nada más por los suspiros, como cuando velamos a mi hermano
Jorge. Lo mataron en el camino así nada más. Desde que él se murió anda muy
triste, pero le dije a José que no deje de ir a verla todos los días. Ella bien
sabe que me vine acá para estar mejor, cuando regrese todos vamos a estar
mejor…
-
¡Está chingón! Va a estar bien bueno vivir aquí. Entrar a las clases, y después
en la tarde, hacer lo que quiera. Jugar fucho, tocar la guitarra, echar relajo
con los compas, ir a Chilpancingo o a Tixtla. Sí... Y salir de comisión a otros
lados como me contaron que se hace. Lo único que voy a extrañar es a la Rocío,
pero en cuanto pueda voy a verla. ¡Al rato
le
escribo una carta!...
-
¡Cuánta raza! ¿Con quiénes me irá a tocar en el dormitorio? Ya tengo harta
hambre. ¿A qué hora dijeron que daban de comer?...
Bienvenidos
compañeros y disculpen que hayamos empezado un poco más tarde esta asamblea de
bienvenida. Me llamo Luís y soy el encargado de asuntos académicos. Hoy empieza
para ustedes una nueva etapa en su vida que si quieren la va a cambiar para
siempre. Como les dijeron en la semana de inducción, ser alumno de la Normal
Isidro Burgos es una gran responsabilidad. Ser maestro rural es muy importante
porque como ustedes han visto en sus pueblos y comunidades, a nadie, más que a
nosotros, nos importa la educación y el bienestar de nuestra gente. En nuestros
pueblos no solamente falta educación, tampoco hay trabajo ni qué comer. Y si
antes, por lo menos, se podía sobrevivir mal comiendo, ahora, por como está el
país con el narco ya ni siquiera se puede vivir en la tierra de uno. Pero con
la educación se puede empezar a cambiar las cosas, porque la educación hace que
no engañen más a nuestra gente, que conozcan sus derechos, y sepan además, todo
lo que son capaces de hacer...
La
labor de un maestro es muy importante porque consiste en descubrir el rostro y
el corazón de las personas. Enseñarles a ellas mismas su propio valor. ¿Han
escuchado hablar de los maestros aztecas? Los que se llamaban tlamatinimes. Eran
unos sabios que le enseñaban a los demás cosas, pero sobre todo, a ser alguien.
Como si los pulieran como a espejos o los tallaran como madera, les enseñaban a
tener un rostro y a sentirse orgullosos y dignos de él, y a actuar con corazón,
o sea, con valor y principios, sabiendo que los demás tienen un corazón valioso
y un rostro digno que respetar. Hoy las personas, sobre todo los pobres que
somos casi todos en el país, somos nadie para los poderosos y para los ricos
que son los dueños de todo. Ellos quieren que nos veamos a nosotros mismos y
nos tratemos entre nosotros como si no tuviermos rostros ni corazones. Ya sea
en una fábrica, en una oficina de gobierno o en un cártel de la droga los
pobres, nosotros, somos nadie, no valemos, no contamos
Nosotros
somos nadie para ellos y para la mayoría de la gente. Y cuando llegamos ser
algo sólo somos una molestia: "los pinches revoltosos". Tan somos
nadie que el año pasado que mataron a nuestros compañeros José Alexis Herrera y
Gabriel Echeverría, nadie dijo nada. Y los periódicos y noticieros que daban la
noticia ni sus nombre mencionaban, sólo decían “los normalistas” como si eso
explicara quiénes eran y por qué los mataron. A nuestros compañeros los mataron
los policías de Guerrero cobardemente a balazos en la carretera a Acapulco,
ninguno de nosotros llevaba armas y ellos dicen que dispararon al aire, pero la
verdad es que mataron a nuestros compañeros. Lo único que pedíamos era
presupuesto para sostener la escuela que se encuentra abandonada por el
gobierno como ustedes se han podido dar cuenta. Y cuando ya somos maestros es
peor, la gente y los medios de comunicación dicen que somos delicuentes. Y todo
eso, porque nada más se fijan en nuestras manifestaciones y en cómo nos
defendemos, pero nunca se toman la molestia en informar por qué nos
manifestamos o entender de qué nos defendemos.
Nos
manifestamos y peleamos por defender las normales rurales, por tener una vida
digna, porque queremos tener un trabajo que nos permita vivir no sobrevivir.
Porque no queremos estar condenados a la miseria del hambre, la enfermedad y la
muerte nada más porque nacimos en el campo mexicano, en el que desde hace mucho
ya no se puede vivir siendo campesino, porque en el campo o te vas a Estados
Unidos o te metes al narco de carne de cañón. Y porque además, queremos que ese
trabajo de maestro les sirva a nuestras comunidades, a nuestros pueblos. Hoy,
como desde hace ya muchos años, quieren desaparecer nuestras escuelas porque se
busca una educación que sea un negocio o sirva a quienes hacen negocios, no a
la gente. Por eso quieren convertir las normales en tecnológicos o de plano
cerrarlas, como si ya no hicieran falta maestros. Eso fue lo que pasó el año
2000 con la Normal de El Mexe en Hidalgo, que fue tomada por policías y donde
detuvieron a casi doscientos compañeros y aseguran varias compañeras haber sido
violadas. El gobierno dice que no hacen
falta más maestros y quieren que los que haya sean como contratistas o
capataces que enseñan a obedecer como quien enseña a un animalito a ser manzo
con quien viene a matarlo para comércelo, porque eso es lo que quieren hacer
con nuestra gente, enseñarlos a obedecer y a servir sin quejarse, incluso a
quien viene a llevarse lo poco que les queda, con sus negocios y sus fábricas
en las que nos quieren poner a trabajar a todos como esclavos sólo para hacer
más ricos a los ricos. Y si otros pueden planear y ejercer así la educación,
sin escrúpulos, nosotros no podemos. No podemos porque a quienes se les va a
preparar para ir al matadero es a nuestros padres, a nuestros tíos, primos y
hermanos, a nuestros hijos y a sus hijos, a nostros mismos. Si los políticos
aprueban esas leyes y profesionistas desempleados, por la necesidad, son
capaces de enseñar lo que sea, nosotros, ni queremos ni podemos hacerlo.
Para
eso vienen ustedes aquí, a formarse un rostro y un corazón para luchar y para
servir a su gente: para hacerse maestros rurales.
(Diario
de Julio César)
En
la tarde, cuando los compañeros nos explicaban qué significa el escudo de la
escuela, nos decían que debajo de un libro abierto de color azul hay una
tortuga porque "Ayotzinapa", que es el nombre del lugar donde está la
Normal, en nahuatl significa río de tortugas. Y la tortuga, que en los mitos
antiguos representa a la primera y más antigüa tierra, la abuela, en nuestro
escudo es el campo que sostiene al conocimiento, que es como el agua de un río
que en los cerros se da a todos sin distinción para que los animales y las
plantas puedan vivir y crecer.
Marco
que es de Tixtla, muy cerca de la Normal, dijo que en su pueblo tortuga se dice
ayotl, tortugas ayomeh y cuando son muchas ayoyomeh. Y que
calabaza se dice igual, por eso “Ayotzinapa” puede significar río de las tortugas
o de las calabazas.
Entonces
el compañero Carlos al que le gustan mucho las culturas indígenas dijo que él
tenía una teoría desde que llegó a la Normal y vio el escudo. Nos dijo que en
los códices había algo extraño con las tortugas, porque parece que hace mucho
tiempo en las primeras cuentas caléndaricas la tortuga era el símbolo de un día
y que después dejó de usarse. Él cree que porque en otros tiempos quizá se
necesitaba repesentar algo que después dejó de ser necesario representar.
Entonces empezó a explicarnos su idea recordando una historia que en su pueblo
cuentan los abuelos, según la cual, hay cuatro tortugas de diferentes colores
en el cielo, en el norte una negra, en el sur otra azul, en el oeste una blanca
y en el este una roja, y que una vez, cada una llovió durante cuatro días hasta
que las aguas cubrieron la tierra.
Después
nos dijo que un códice mexica que está en Bologna, en la parte de atrás tiene cuentas
calendáricas donde aparece el símbolo de la tortuga; y en la cuenta calendárica
maya de la Crónica Franciscana de Guatemala, había algo muy raro, porque todos
los calendarios indígenas desde el norte de México a los países de
Centroamérica tienen las mismas cuentas y símbolos, con excepción de esa, en la
que el día nueve de la veintena -el mes indígena- que normalmente es agua en
esa cuenta es sutituida por lluvia, y el día diecinueve que normalmente es
lluvia es sustituida por tortuga. Y además, que las palabras con las que se
refieren a ese día diecinueve varios pueblos mayas significan también TORMENTA,
TRUENO o RELÁMPAGO. Así lo puso en el pizarrón: tzeltal-cahogh,
cakchiquel-caok, Yucatán-cauac, pakonchí-cahok.
Así
que la tortuga simboliza el agua en forma de tormenta. Por eso, en muchos
códices cuando se representa la lluvia, con el dibujo del agua cayendo caen del
cielo también tortugas como sus avisadores o mensajeros. Y también nos decía
que como el caparazón de la tortuga es un tambor natural que se tocaba con
cuernos de venado, en los códices respresenta al gran tambor de la naturaleza,
al trueno: el tambor del cielo. Los de Ayotzinapa somos como truenos en el
cielo, dijo entonces. Cada dos o tres generaciones avisamos de la tormenta como
si fueramos relámpagos en el cielo oscuro de la historia mexicana. Rompemos el
olvido y el silencio al que son condenados los más pobres cuyos murmullos se
acumulan durante años en el cielo como nubes cargadas de llanto, que cuando
aparecen son apenas unos remolinos de susurros cuyo sonido se pierde en los
rincones más ignorados del país, hasta que son tantos los murmullos y lamentos
en la oscuridad que no se pueden acallar más y estallán como una tormenta
haciendo de la noche aparentemente tranquila un breve amanecer que muestra las
ruinas, el dolor y la muerte. Y como una tormenta también, buscamos seguir
irrigando el campo mexicano, a las ciudades, al país entero que se seca triste
como una milpa abandonada mientras la gente tiene hambre y sed.
(Titulares de periódicos
del mes de septiembre)
POLICÍAS BALACEAN
AUTOBUSES EN IGUALA GUERRERO Y DEJAN 5 MUERTOS, 2 DEL EQUIPO DE TERCERA
DIVISIÓN LOS AVISPONES, UN TRANSÚNTE Y 2 NORMALISTAS.
DESAPARECEN 43
NORMALISTAS, SON ENTREGADOS POR LA POLICÍA MUNICIPAL AL NARCOTRÁFICO.
EN LA BALACERA DEL 26 DE
SEPTIEMBRE MURIERON DOS NORMALISTAS, A UNO DE ELLOS LE ARRANCARON VIVO EL
ROSTRO, Y OTRO MÁS QUEDÓ EN ESTADO DE COMA.
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