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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



domingo, 29 de mayo de 2011

Estudio de la 2a Tesis sobre la Historia

Esta segunda tesis es un pequeño sistema solar que gira en torno al concepto de redención de la vida, un pequeño microcosmos cuyo sol es la fuerza mesiánica que hace girar en torno suyo el resto de elementos-planetas. Un grabado o estampa, tan sintética como eficaz, con la que Benjamin contrasta la idea de felicidad que entraña el historicismo convencional, y con él la "idiosincrasia" generalizada en el occidente moderno y capitalista, frente a una idea de la felicidad propia de una manera completamente diferente, materialista, de entender la historia y la vida humana.

A diferencia del psicólogo y primer fisiólogo Hermann Lotze (1817-1881) quien pensaba que lo característico-esencial del hombre es su individualismo, y con ello, solamente su interés en sí mismo y su confinación absoluta al tiempo del presente que únicamente puede desembocar en una felicidad de lo actual individual, afirmativa del orden positivo de lo que es; Benjamin piensa en los mismo conceptos (felicidad, hombre, tiempo) desde coordenadas completamente opuestas, pues para él sí hay una felicidad que puede despertar y existir en función de la envidia de otro tiempo, una felicidad que es producto de la íntima unidad y colectividad que existe entre los hombres, pues ahí donde Lotze sólo ve al individuo egoísta del presente, Benjamin ve siempre al integrante de una comunidad que es capaz de darse cuenta de esa comunidad al sentir que de algún modo comparte el mismo aire que el que otros hombres antes que él han respirado, y con ello, que en realidad, nada le pertenece exclusivamente como in-dividuo, por el contrario, lo que es y podrá ser lo comparte con los que han sido, y ellos, lo comparten con él. Así, la felicidad se cifra también en lo que pudo haber sido la felicidad para aquellos e incluso la nuestra compartiéndola con ellos, hablando con esos magníficos hombres y entregándose a nosotros esas hermosas mujeres del pasado hermanos y hermanas de nuestros prójimos (prójimo-próximo), que sin embargo, de algún modo u otro es posible realizar a través de la redención, en la cual, la felicidad de aquellos hombres y mujeres del pasado se convierte en justicia del presente que es también la felicidad y la justicia del pasado. En estos bellos términos lo expresa Benjamin.


domingo, 15 de mayo de 2011

La máquina de guerra y resistencia cutural mexica: La Mitotiliztli

En el atardecer del lunes 14 de agosto de 1521 el sol se ocultaba más lentamente que nunca tras las montañas del Valle de México, para los habitantes de Mexico-Tenochtitlan era el atardecer de la víspera. La rendición de la ciudad había sido decidida ese día, en medio de un sitio en el que todas las familias habían sido mutiladas y todos los habitantes violentados durante tres meses con la muerte del hambre, la sed y la peste de la viruela. El mundo no sería nunca más el mismo y no se vislumbraba en el horizonte otro amanecer diferente al del horror de esos días. Unas horas antes, se había llevado a cabo la última reunión del huei tlathoucani, el consejo de gobierno donde, debido a que habían muerto casi todos los hombres nobles y de la casta de guerreros, se decidió declarar la rendición al día siguiente. Para tal efecto, se encomendó a un joven de 22 años la misión de entregarse a los invasores como muestra inequívoca de la rendición, y se dice, desde hace cuatrocientos años en la tradición oral, que también se encomendó a ese joven llamado Cuahutémoc dar un mensaje a ese pueblo que a través de él iba a declarar su rendición al día siguiente. Algunos dicen que el mensaje dado palabra por palabra por los sabios tlamatinimes integrantes del Tlathoucani fue proclamado por Cuahutémoc antes de entregarse, en el gran patio del templo que hoy se llama “La plaza de la constitución de Cádiz”, o bien, que iba dando tal mensaje en la canoa que lo llevaba junto con dos acompañantes en el camino de Tlatelolco, rumbo a las manos del invasor.

El mensaje que dio entonces, se dice, comenzó de la siguiente manera:

Nuestro Sol se ha ocultado,
nuestro Sol se ha escondido,
y nos ha dejado
en la más completa oscuridad...
Sabemos que volverá a salir
para alumbrarnos de nuevo,
pero mientras permanezca allá
en la región del silencio
debemos unirnos,
ocultando en nuestros corazones
todo lo que amamos
y sabemos es un gran tesoro


La maquinaria de resistencia social de la cual consideramos a La consigna de Cuautémoc pieza clave, es un sistema de conocimientos, discursos y prácticas transmitidas de generación en generación a través de la tradición oral o pequeñas agrupaciones semi sectarias relacionadas entre sí que cultivaban todo ello en la semiclandestinidad: ideas, creencias, costumbres, formas de organización, y en el límite, revueltas armadas en levantamientos sociales regulares a lo largo de una historia nacional también semiclandestina que no es consignada en los grandes discursos histórico-nacionales.

Del numeroso conjunto de prácticas y fenómenos históricos del sistema de resistencia cultrural, y como una muestra del mismo, sólo abordaremos aquí el caso ejemplar del movimiento cultural de la danza ritual mexica, mitotiliztli, en la expresión del denominado movimiento tradicional de los danzantes concheros. Si bien esta práctica de resistencia como toda resistencia parecería eminentemente negativa, en realidad, como también toda práctica de auténtica resistencia, es en extremo positiva, presentándose como negativa sólo lo necesario para poder sobrevivir y reconstituirse, pues de lo contrario sucumbiría a la articulación de fuerzas del presente. Así, en cada uno de los elementos sincréticos de aparente destrucción hay importantes elementos positivos conservados y cultivados a la sombra de lo aparente. Como aquella sofisticada práctica de ocultamiento y codificación de los judíos que se hacían llamar a sí mismos “criptojudíos“, y por el mundo cristiano “marranos”, en su persecución durante tres siglos, quienes, también se vieron forzados a ocultar tras el cristianismo sus creencias, cultura, cotidianidad, y cuando fue preciso, hasta a ellos mismos, en una práctica de recodificación de textos y de la vida misma, también auténtica máquina de guerra, llamada encriptamiento, como si en una cripta se encerraran a sí mismos para sobrevivir, esperando al mismo tiempo, algún día renacer a la luz.

jueves, 5 de mayo de 2011

A propósito de Nietzsche, Benjamin y Cortázar: sobre el cómo y el por qué parar el tiempo.

Tanto Walter Benjamin como Friedrich Nietzsche en sus grandes obras de crítica radical a la cultura de Occidente, se ocupan de un modo prioritario de la historia, pues sobradamente comprenden la función estratégica que cumple dentro del discurso teórico y la función práctica del tiempo, homogéneo, vacío y lineal, en la configuración de la realidad, tanto social como subjetiva. Un testimonio de esta convergencia lo da el epígrafe utilizado por Benjamin en la tesis XII de las tesis Sobre el concepto de historia, en el que cita un fragmento de la intempestiva De la utilidad y de los inconvenientes de los estudios históricos para la vida, en la que Nietzsche reflexiona ampliamente en torno a la crítica de la historia y una propuesta alternativa de historicidad vital: Necesitamos de la historia, pero la necesitamos de otra manera a como la necesita el holgazán mimado en los jardines del saber.     

La crítica radical del concepto de historia es llevada a cabo por estos pensadores fundamentalmente en tres textos. Benjamin la desarrolla en el texto póstumo y tristemente célebre de las tesis Sobre el concepto de historia (1939), mientras que Nietzsche, la desarrolla ampliamente en la intempestiva De la utilidad y de los inconvenientes de la historia para la vida (1874), y colateralmente, en La genealogía de la moral (1887).
Para ambos pensadores la historia como se ha concebido y hecho tradicionalmente es un instrumento de conformismo, sometimiento y enajenación, tanto del mundo como del hombre, al hacer pasar como el devenir total del mundo los principios dogmáticos de los que parte y las versiones de los hechos que selecciona y articula en el relato de su discurso, en virtud de servir al proyecto moderno-capitalista ; y negando completamente hechos, versiones y posibilidades que se salen o contradicen tal relato.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Estudio de la 1a Tesis sobre el concepto de historia

Una de las dimensiones más problemática del discurso de Benjamin es su relación con el pensamiento teológico. Relación que es referida de una manera "oscura" en la primera de Las tesis sobre el concepto de historia y es desarrollada a lo largo de todo el texto con el uso de imágenes, pero sobre todo, con conceptos de la teología y la mística judía.

Desde que las tesis fueron escritas la posición respecto a tal dimensión fue no solamente polémica sino incluso polarizante en su recepción e interpretación. Desde la lectura y valoración que hicieron de ella los dos amigos más cercanos de Benjamin, Bertolt Brecht y Gershom Scholem, uno marxista y el otro uno de los estudiosos de la tradición judía más importantes del siglo XX, el primero descalificándola absolutamente y el otro desconcertado por su mezcla con el elemento marxista,  quienes reflejan esta polaridad, aparentemente, las más de las veces, irreconciliable.

La multiplicidad de autores serios que leen e interpretan a Benjamin asumen generalmente una posición radical a favor de la dimensión marxista, pero raras veces, una asimilación de ambas dimensiones, la revolucionaria marxista y el mesianismo teológico, con lo cual, escinden el pensamiento del autor y ejemplifican las razones y preocupaciones por las cuales Benjamin emprende una labor tan singular: combatir el reduccionismo racionalista y el dogmatismo positivista eurocéntricos en que generalmente desemboca el pensamiento revolucionario, y que Benjamin identifica tan claramente en la conformación de los conceptos de historia, tiempo y progreso, que permean y definen no solamente el pensamiento capitalista sino también el pensamiento pretendidamente crítico y revolucionario.