Sociedades de Control
Crítica al poder como dominio
en el capitalismo tardío
El texto Post-escriptum sobre las sociedades de control, puede ser considerado con justicia como el testamento político de Gilles Deleuze, quien lo escribe en 1990 a los setenta y cinco años de edad, y es publicado el 1 de mayo del mismo año en Lʼ Autre Journal. Este breve texto de apenas ocho páginas es el esbozo de una cartografía de aquello en que habrá de convertirse el capitalismo para el siguiente siglo, en él, el filósofo apenas señala las nuevas directrices, estructuras y mecanismos que el capitalismo anuncia con nuevos signos en las décadas de los 70s y 80s: el ejercicio del poder que explota, somete y acumula riqueza a través del “control” a distancia que permite la tecnología de la informática, la computación y las nuevas formas de producción.
La visionaria idea de Deleuze es planteada como la continuidad de las modalidades que adquiere el poder tras los modelos de las “sociedades soberanas” de la Edad Media y las “sociedades disciplinarias” de inicios de la Modernidad, teorizadas por Michel Foucault en su libro de 1975 Vigilar y castigar. El planteamiento teórico consiste básicamente en explicar las modalidades con que funciona el poder que ejerce el soberano o el gobierno sobre el pueblo.
En estos términos, la “sociedad soberana” es aquella en la cual el soberano que es el rey, es considerado como la encarnación del poder. Y por lo tanto, en los términos de la corporalidad misma del rey es como se ejercerá su poder contra los cuerpos de sus opositores, con el recurso del suplicio público en ceremonias espectaculares donde la destrucción física del cuerpo de los condenados a través del desmembramiento, el crujir de huesos, el metal ardiendo, el fuego, los gritos y lamentos anuncian de manera ejemplar el poder del soberano a sus súbditos, y promueve a través del miedo y los dogmas religiosos, la conformación del “alma” servil de buenos cristianos que respetan al monarca de la misma manera como respetan a Dios. El suplicio de los cuerpos sufrientes tiene por finalidad la conformación de un alma de la cual sea prisionero el cuerpo...
Se trata de una dinámica social, en la cual, el cuerpo del rey es equivalente al cuerpo de Dios que tendrá que ser respetado, pero sobre todo, obedecido en función del miedo reverencial que a través de dogmas sociales y una rígida jerarquía social, fundada en la cercanía con el cuerpo del rey, estructura la totalidad de la sociedad.
En las sociedades soberanas el hombre se convierte fundamentalmente en un alma que obedece.
En las sociedades soberanas el hombre se convierte fundamentalmente en un alma que obedece.
Por su parte, las “sociedades disciplinarias” señala Foucault, son aquellas que surgen con la Modernidad, y con ella, se van gestando desde el siglo XVIII consolidándose en el siglo XIX. Y tienen como finalidad principal transformar a la población de siervos cristianos en ejércitos de obreros, lo cual es realizado a través de la disciplina, que ya no solamente busca hacer respetar reverencialmente, sino sobre todo, “producir” cuerpos dóciles y obedientes no solamente con respecto a la autoridad del estado sino con respecto a cualquier autoridad. Para conseguir tal fin, la sociedad se organiza en torno a un continum de instituciones cerradas que tienen por finalidad potencializar las fuerzas productivas del hombre: familia, escuela, fábrica, cárcel, hospital y manicomio.
Este continum de instituciones es una estructura social que a través de la vigilancia presencial, la clasificación y el ejercicio de los hombres normaliza y a través del castigo sanciona la anormalidad. En un orden donde la norma es convertirse en un cuerpo productivo para la naciente industria y obediente con respecto a la autoridad del gobierno. Así las cosas “vigilar” y “castigar” en centros de encierro se convierte en la modalidad del poder que la sociedad moderna adopta para hacerse de masas ingentes de obreros que como sombras de lo que fueron en sus aldeas, recorren hambrientos las calles de las nuevas ciudades tras ser despojados de sus tierras y talleres (medios de producción).
En las sociedades disciplinarias el hombre se convierte fundamentalmente en un cuerpo “dócil” y “obediente” que produce.
En las sociedades disciplinarias el hombre se convierte fundamentalmente en un cuerpo “dócil” y “obediente” que produce.
Como ya mencionamos Deleuze parte de este planteamiento que hace Foucault dándole continuidad al anunciar la nueva forma que el poder y el capitalismo van adquiriendo a finales del siglo XX y habrá de consolidarse en el siglo XXI. Deleuze nos explica que la crisis de las instituciones que se vive en Occidente es producto de una transformación radical en la totalidad del sistema social que sigue las transformaciones del capitalismo, que a su vez, se define por la disolución de los límites y la asimilación de todos los contenidos sociales y recursos naturales en una única cultura del consumo que despoja de todo para después venderlo como elemento de una misma “cultura” global.
En este sentido, el Estado-nación, la familia, la fábrica, la escuela, el hospital, la cárcel y el manicomio no están solamente en crisis sino que respectivamente se están transformando en un orden transnacional globalizado jurídica y económicamente, en una educación continua, en empresas transnacionales y en regímenes hospitalarios y carcelarios en “libertad”, definidos por su participación en el mercado al convertir todo en servicio y negocio objeto de especulación. Lo cual se explica en función de las nuevas dinámicas transnacionales del capital financiero que se encuentra en constante movilidad y requiere para su reproducción, administración y gestión de prácticas sociales con tales características, es decir, de instituciones abiertas y móviles en las cuales los individuos puedan seguir los derroteros y dinámicas del capital.
Si bien en las “sociedades soberanas” y en las “sociedades disciplinarias” se requería de la mayor cantidad de hombres posibles para sostener el poder político y económico del soberano, esta nueva dinámica del poder de las “sociedades de control” prescinde de ciertos hombres que son la mayoría, pues la industria cada vez requiere menos de seres humanos para el proceso productivo y la acumulación de la riqueza es cada vez mayor, llegando a grados inusitados. En tales condiciones, el hombre se define por el consumo y no por la producción, Deleuze habla de “dividuos” como del hombre por excelencia de esta nueva forma de sociedad que participaría del movimiento del capital viviendo, estudiando y trabajando en diferentes lugares del mundo. Sin embargo, la condiciones materiales de la mayor parte de la población mundial segrega de este movimiento a naciones enteras quienes además de no ser necesarias para el proceso productivo se convierten en un elemento social pernicioso que sólo implica costos y riesgos a “controlar”, cuyo destino es la delincuencia, la migración y el aislamiento en los nuevos ghettos de pobreza que son países enteros (Latinoamérica), y en el límite, su destino es la muerte en forma de hambruna, enfermedad y miseria también sufrida por países enteros (África).
El “control” se convierte en el nuevo instrumento del poder y el capital que a través de la tecnología y las nuevas bases de datos, monitorea a distancia y de manera automática a las poblaciones, sabiendo lo que hacen, dirigiéndolas y cuando es preciso, interviniendo para evitar riesgos. Sometiendo al orden del consumo real a los “dividuos” e imaginario a las poblaciones segregadas y prescindibles; y sometiendo a todos, a través de la administración de la vida cotidiana en sus más pequeños detalles y con la producción de una “realidad” virtual, espectacular y falsa en los medios de comunicación y entretenimiento puesto que la tecnología lo permite.
En las sociedades de control el hombre se convierte fundamentalmente en un dato, número o matrícula, que consume real o imaginariamente.
En las sociedades de control el hombre se convierte fundamentalmente en un dato, número o matrícula, que consume real o imaginariamente.
"“Control” es el nombre propuesto por Burroughs para designar al nuevo monstruo que Foucault reconoció como nuestro futuro inmediato. También Paul Virilio ha analizado continuamente las formas ultrarrápidas que adopta el control “al aire libre” y que reemplazan a las antiguas disciplinas que actuaban en el período de los sistemas cerrados. No cabe responsabilizar de ello a la producción farmacéutica, a los enclaves nucleares o a las manipulaciones genéticas, aunque tales cosas estén destinadas a intervenir en el nuevo proceso. No cabe comparar para decidir cuál de los dos regímenes es más duro o más tolerable, ya que tanto las liberaciones como las sumisiones han de ser afrontadas en cada uno de ellos a su modo." (Deleuze. Conversaciones)
RIZOMA
Propuesta política de la potencia
inmanente de los hombres
Si bien, el concepto de las sociedades de control es extremadamente preciso y políticamente enriquecedor de la concepción político-económica de la sociedad capitalista del siglo XXI, su planteamiento sólo es inicial e introductorio a una profundización y continuidad que Deleuze sugiere como un trabajo por venir para los futuros hombres, en una labor semejante a la que él realizó -en ese texto de apenas ocho páginas- respecto a los planteamientos de Foucault y de Marx. Ya que en estricto sentido, el texto Post-escriptum sobre las sociedades de control es un “testamento político”, que significativamente Deleuze publica el día 1 de mayo de 1990, como el esbozo de las transformaciones que las instituciones experimentan a finales del siglo XX, una especie de mapa que el autor hace con las indicaciones que como signos emiten las instituciones disciplinarias en la crisis de transformación del capitalismo y sus formas de funcionamiento. El concepto de las “sociedades de control” es apenas la primera parte de un diagnóstico de los nuevos males que aquejarán a la humanidad en el siglo XXI.
Precisamente, la segunda parte del diagnóstico que hace Deleuze lo constituye el rizoma, como una alternativa de resistencia, y en el límite, de transformación de las condiciones y relaciones de sometimiento. Por esa razón y en función de ella, el rizoma adquiere una relevancia fundamental en el planteamiento político que hace Deleuze a lo largo de su obra. Se trata de la estrategia y práctica de liberación: la máquina revolucionaria por excelencia.
Para mostrar está interrelación fundamental entre ambas categorías mencionaremos de manera básica algunas características del rizoma que hacen evidente tal dinámica y se encuentran desarrolladas en el texto homónimo, INTRODUCIÓN: RIZOMA del libro Mil Mesetas.
1. La metáfora espacial. Una de las causas de la riqueza del pensamiento deleuzeano lo constituye la rigurosa, pero sobre todo, creativa transdiciplinariedad que junto a Felix Guattari practicó Deleuze de una manera “peligrosa” para el control del pensamiento a través de la división aséptica de los saberes. Puesto que, en el rizoma convergen armónicamente desde la botánica y la agricultura hasta la geografía y la literatura para hacer frente a las modalidades que adopta el poder que somete, explota y mata.
El rizoma tiene una dimensión espacial estratégica y práctica que lo convierte en una máquina de resistencia y revolución. Pues el rizoma se plantea como un reto a la espacialidad orgánica del poder. Es una estrategia guerrillera contra el territorio de las instituciones que ha de acontecer en una especialidad específica (la del poder) y en una multiplicidad de especialidades posibles (las de la resistencia y la transformación individual y social).
El rizoma es una especie de raicilla, un tallo subterráneo especializado en resistir climas y condiciones hostiles. Un conjunto de tallos, bulbos y raicillas que van creciendo subterráneamente hacia diferentes direcciones a partir de sus bulbos. En este sentido, el rizoma adquiere muchas cualidades conceptuales muy valiosas para la labor de resistencia y transformación, ya que lo que se encuentra en juego en su supervivencia es la disputa por el territorio con otras especies pero de una manera velada, constante y efectiva al grado de que el rizoma es capaz de modificarse en función de las condiciones con las que se va encontrando, siendo capaz incluso de perder secciones o partes enteras si le es preciso para sobrevivir.
Lo que entraña la disputa por el espacio es la importancia fundamental del territorio puesto que todo ser vivo requiere de un territorio para su sobrevivencia y existencia, un espacio ordenado de tal manera que le aporte lo necesario para su vida. Es decir, que un territorio es un espacio ordenado de una determinada manera en función de la existencia de uno o varios seres vivos. Precisamente, en intuir esto y plantear la cuestión política en sus términos reside la genialidad de Gilles Deleuze y Felix Guattari, pues reconocieron la plasticidad no solamente del mundo natural sino también del mundo social, y lo más importante, la capacidad del hombre, pero sobre todo, del colectivo para incidir en su mundo social convirtiéndolo en un territorio propicio u hostil para la existencia del hombre en todas sus dimensiones: el espacio social como el territorio del capitalismo pero también como el espacio susceptible de transformación. Por ello, a la territorialización en la superficie de lo social opusieron la reterritorialización subterránea y estratégica de las colectividades que tienen su vida y existencia amenazada por el “orden” del territorio del poder. Y si es subterránea y estratégica es precisamente a causa de ese orden que tiende no solamente a su condicionamiento sino también a imposibilitar cualquier intento de transformarlo.
Rizoma, hermosa estructura subterránea que en el silencio, la intimidad y la clandestinidad va minando el espacio del territorio ordenado: ríos subterráneos de una sustancia corrosiva y ácida que desterritorializa el orden de la muerte en aras de la reterritorialización de los territorios de la vida.
2. La relación constructiva con el exterior. Una cualidad fundamental del rizoma que constituye parte importante de su estrategia y define su agresividad es su relación con el exterior consistente en la maleabilidad. El rizoma va creciendo en relación con la situación del exterior, pero sobre todo, creando nuevas relaciones con elementos exteriores: la tierra, las piedras, los minerales, los nutrientes, la humedad. Es decir, que reconoce su existencia en relación con el exterior y los elementos exteriores de los que se alimenta, y a los cuales, incorpora eventualmente en su estructura con el aumento de su cuerpo. El rizoma es una colectividad de partes que constantemente busca y realiza nuevas conexiones con elementos que habrán de convertirse en sus nuevas partes.
Esta relación constructiva con el exterior es lo que define conceptualmente el rizoma por una parte, como una estructura colectiva que se opone a la ficción del solipsismo, el individualismo y el egoísmo de la modernidad capitalista que además de debilitar las potencialidades de los colectivos y el pueblo, como ya vimos, define la subjetividad de obreros y consumidores; y por otra, plantea la dimensión radicalmente práctica de la teoría, pues la dinámica con el exterior plantea la relación con la realidad como una exigencia esencial de la existencia tanto del pensamiento del hombre como de su colectividad.
El Rizoma es un concepto, pero sobre todo, una práctica definida por la intearcción del colectivo con el exterior de la realidad, con el cual, guarda una relación vital.
3. La imagen del mapa. Con la imagen del mapa Deleuze-Guattari sintetizan muchas de las características teóricas y prácticas del rizoma. El mapa que es espacial y definido por la realidad de la construcción de los territorios y se opone al mero calco de un ideal. Posición radicalmente opuesta a la dominante en el pensamiento y la cultura occidentales, en los cuales, desde el idealismo antiguo hasta las diferentes concepciones del lenguaje y la psicología se trata de explicar la realidad en los términos de modelos ideales condenando a la realidad a hacer de calco o fotografía de lo que un pensamiento puro o simplemente prejuicioso impone como la verdad.
Con el rizoma se propone conocer e interactuar con la realidad en el entendido de que siempre está por hacerse y conocerse, y que en esa labor lo que acontecerá es lo inesperado que reclama de nuestra innovación no sólo para conocerla sino, sobre todo, para poder tratar con ella, y en el límite, incidir en tal realidad. El rizoma es un mapa que se va construyendo en y sobre la realidad, en la interacción con ella.
El Rizoma son los senderos hechos por los pasos de una tribu de nómadas en la arena del desierto, es un mapa con el cual se hace y se anda el camino.
"¡Haced rizoma y no raíz, no plantéis nunca! ¡No sembréis, horadad! ¡No seáis ni uno ni múltiple, sed multiplicidades! ¡Haced la línea, no el punto! La velocidad transforma el punto en línea. ¡Sed rápidos, incluso sin movernos! Línea de suerte, línea de cadera, línea de fuga. ¡No suscitéis un General en vosotros! Nada de ideas justas, justo una idea (Godard). Tened ideas cortas. Haced mapas, y no fotos ni dibujos." (Deleuze. Mil Mesetas)
Para finaliza sólo apuntaremos una señal que indica una dirección más en el camino, apenas una insinuación que nos atrevemos a hacer en estas páginas. El rizoma es una especie de adaptación a lo que Deleuze llamó su pop filosofía de un concepto del siglo XVII, el occursus de Spinoza, piedra de toque de la Ética demostrada según el orden geométrico de las cosas, pues a partir de está dinámica relacional es que los cuerpos, modos de Dios, expresan plenamente su esencia que es la recuperación de su potencia esencial. Y del cual nos dice Deleuze:
"Volvemos a la pregunta: ¿de qué forma una afección —es decir, la imagen de algo que no me conviene o que no conviene a mis propias relaciones— disminuye mi potencia de actuar? Mi cuerpo no deja de encontrar cuerpos. Spinoza, en la Ética, emplea el término latino occursus: el encuentro. Los cuerpos que encuentra tienen ahora relaciones que se componen ahora relaciones que no se componen con la mía." (Deleuze. Clase del 20/01/81 dicatada en Vicennes)
Estimado Joel Jair:
ResponderEliminarNo sé si esta es una exposición original de las ideas de Deleuze, o si es una paráfrasis de ella, pero lo que sí puedo asegurar es que es una síntesis extraordinaria a modo de introducción para cualquiera que quiera iniciarse en el estudio del pensamiento deleuziano.
Mis felicitaciones sinceras,
Mario Rosaldo
Gracias Mario, el texto es de una conferencia que impartí en Oaxaca México a profesores de primaria, preparatoria y universidad, así como a integrantes de la sección crítica del sindicato nacional de trabajadores de la educación. Gracias por tu comentario pues confirma lo que buscaba y es hacer una exposición clara del pensamiento de Deleuze, sin dejar de lado el rigor, te lo aseguro son ideas de Deleuze que he repensado desde una perspectiva con sentido para alguien no profesional de la filosofía pero interesado e involucrado en política en este momento social tan complicado.
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