Spinoza es un filósofo sui generis, un filósofo creativo, que crea en la filosofía, inventa y reinventa todo un estilo, un método, una estrategia: una nueva lengua necesaria para hablar de una manera nueva del mundo. Spinoza es un artista del pensamiento. Así lo considera Deleuze al referirse a él como un filósofo-cometa, como esa especie de filósofos que tardan siglos en aparecer y cuando lo hacen iluminan la noche, como si se tratara de una estrella que como la polar guiaba a los marineros y a los viajeros en sus caminos; pues hay diferentes tipos de filósofos y formas de hacer filosofía, los hay que crean y reinventan el pensamiento y los hay que entienden, difunden y practican ese pensamiento. La filosofía alcanza para todos y para todo, como pensaba Epicuro al decir que independientemente de ser hombre, mujer, señor o esclavo, nunca se es demasiado joven ni demasiado viejo para ser feliz y para vivir bien, es decir, para practicar la filosofía.
La creación que lleva a cabo Spinoza la realiza con los materiales más selectos de su época y con el legado más elaborado de las tradiciones que conoce y en medio de las cuales crece. El panteísmo de Spinoza es la reformulación de todos esos conocimientos, de un modo tal, que permita conservar y potencializar su poder, la producción de un auténtico conocimiento nuevo que sea capaz de comprender profundamente el presente y su desembocadura, el futuro, al tiempo que implica la dimensión positiva y práctica con la cual enfrentar los problemas de la realidad presentes y en gestación en su tiempo, que es la transición de una época a otra, el paso del mundo medieval a la modernidad.
El panteísmo de Spinoza recoge las más altas discuciones escolásticas en torno al Ser, su identificación o diferencia con Dios, y con ello, la dignidad de lo real, del mundo y del hombre. Pues a partir de una reflexión metafísica que es la de Dios y el Ser -si Dios es el Ser o Dios es el creador del Ser y por ello algo completamente diferente- pasa a considerar el valor del mundo y del hombre, su dignidad como parte de lo más digno y valioso, Dios. Entonces, el panteísmo adquiere no solamente una dimensión teórica comprensiva de lo real, el Ser, sino también una dimensión práctica, la theoría y la praxis ética y política panteísta, la valoración en extremo positiva del mundo y del hombre, según la cual, el ser humano tiene la capacidad de transoformar y ordenar su existencia individual y social; y esa capacidad se convierte en lo más importante, la salvación o la gracia, que consiste en arreglar u ordenar la propia vida en la certeza de que uno es parte activa de la totalidad, y con ello, de su orden, es decir, que puede entenderlo y practicarlo. Lo que se traduce en alegría, que como beatitud puede llegar a ser permanente, basada en el amor, hacia uno mismo, los otros hombres, el mundo y el universo entero como un amor a Dios, amor Dei intellectualis, con el cual y a través del hombre Dios se ama así mismo:
Taller de Spinoza
"El amor intelectual del alma a Dios es el amor mismo con que Dios se ama a sí mismo, no en cuanto es infinito, sino en cuanto puede explicarse por la esencia del alma humana considerada bajo la especie de la eternidad, esto es, el amor intelectual del alma a Dios es una parte del amor infinito con que Dios se ama a sí mismo." (Ética V, prp. XXXVI)
Políticamente el panteísmo spinozista implica una auténtica revolución puesto que al concebir a Dios, el ente excelentísimo con la capacidad creadora exnihilo de la tradición, como el mismo Ser, su existencia infinita pasa de ubicarse en un momento anterior a la creación a la existencia eterna integrada por todas las existencias particulares existentes, que hayan existido o existirán, es decir, Dios se convierte en la sustancia de lo existente; y su poder creador exnihilo se transforma en fuerza productora para Spinoza con una doble dimensión práctica y afectiva, puesto que según él, el amor de Dios es la alegría que nos hace actuar, es decir, comprender a Dios que es lo mismo que comprender su parte relativa a nosotros mismos y al mundo humano, impele necesariamente a actuar, y al hacerlo, transformamos nuestra existencia individual y colectiva, con lo que, la fuerza divina que transforma y da modalidades a la sustancia divina, es una fuerza que está presente en todos los existentes haciéndolos exirtir y actuar, y particularmente en el hombre tiene la forma de vis exsitendi fuerza de exsitir y poitentia agendi potencia para actuar.
Así las cosas Spinoza como Aristóteles habla de la sustancia pero de otra forma; como los escolásticos habla del Ser y de Dios pero de otra forma; como los judíos habla de monoteísmo pero de otra forma; como los cristianos habla del amor de Dios pero de otra forma; como Descartes y los ilustrados habla de la razón pero de una forma nueva. Spinoza inventa una lengua para hablar de una forma nueva del mundo y produce un nuevo pensamiento para ver con otros ojos el mundo, a uno mismo, a sus semejantes, a la realidad...
Hola! Quisiera saber quien es el autor de este texto. Esta muy bueno y quisiera poder citarlo. Muchas gracias!
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