Resulta deslumbrante la relación y coherencia que existe entre las diferentes dimensiones de la realidad humana, específicamente el sentido que entrañan las creaciones culturales humanas como el arte y el pensamiento. ¿Cuánto de desconocido hay en una obra del espíritu? Así la labor exegética o interpretativa adquiere todo su sentido a lo largo de los siglos, ya que no solamente el mundo sino también el hombre es un conglomerado de cosas por descubrir.
Particularmente el arte barroco es un prodigio de cosas por descubrir y entender, tanto en la dimensión artística como filosófica, pues resulta ser un acontecimiento que se presenta tanto en el arte como en el pensamiento, así de las portentosas catedrales posrenacentistas pasamos inmediatamente al pensamiento protomoderno de Leibniz y Spinoza. Y en ambos, advertimos el dramático tránsito de una época a otra pues en el barroco presenciamos la resistencia a desaparecer del mundo medieval conviviendo con los novísimos elementos de la modernidad, de Dios a la inmanencia de la libertad, la igualdad y la razón, todo contenido en un mismo continente: lo mejor del pensamiento metafísico-escolástico conviviendo con los elementos heterogéneos de la modernidad. Así, el barroco resulta ser la resistencia a desaparecer y simultáneamente el impulso del cambio y lo diferente, el modelo vital y plástico de la vida que persevera en el ser pero también tiende a la superación de lo que es, como lo advierte Deleuze desde la perspectiva en que se sitúa, la gran identidad Spinoza-Nietzsche, en sus estudios sobre el pliegue y sus interpretaciones de la obra de Spinoza y Leibniz.
Templo de la Compañía de Jesús de Quito.
Por su parte, Bolívar Echeverría capta las potencialidades del barroco para la problemática de América Latina eminentemente una situación de resistencia en el ámbito de la modernidad capitalista y racista que en su inercia tiende al sometimiento y a la destrucción de lo americano en todos sus sentidos desde lo étnico hasta lo cultural...
Bolivar concibe en su teoría de los cuatro ethes la posibilidad de un ethos barroco, una interioridad y forma de enfrentarse a lo real donde las pautas del estilo barroco -la mezcla, el mestizaje, la heterogeneidad y lo profundamente festivo- son las estrategias de sobrevivenvia, y en el límite, de propuesta civilizatoria propia de América Latina, que en su trayectoria histórica ha tenido que hacer de las mezclas y el mestizaje su estrategia de sobrevivenvia y autocreación en el ámbito radicalmente hostil de la colonización. De tal manera, el acontecimiento cultural que hace posible el paso de la Edad Media a la Modernidad, el barroco, en América Latina se convierte en una máquina de guerra, en la estrategia cultural de la sobrevivenia y la continuidad cuya práctica la constituyen las portentosas obras arquitectónicas y el innumerable conjunto de tradiciones sincréticas, donde se mezclan elementos occidentales e indígenas desde la ritualidad hasta la cotidianidad conformando la existencia de los pueblos latinoamericanos; y para Bolívar, en la propuesta filosófica y alternativa cultural propiamente americana al capitalismo moderno y eurocentrista, en una auténtica posibilidad revolucionaria de sobrevivencia y superación para la humanidad.
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