El triunfo virtual de Enrique Peña Nieto
en las elecciones presidenciales del día de ayer implica un retorno del partido
dictatorial que gobernó durante 80 años México. Sin embargo no es
ningún retroceso, es la continuidad de un proceso de descomposición social que
continúa su curso de destrucción: es la barbarie.
El PRI encarnado
en Peña Nieto es lo nuevo y lo viejo de la dictadura en un supuesto momento
democrático donde es políticamente incorrecto y anacrónico hablar de dictadura.
A pesar de ello, la realidad es que el abuso de poder impuesto y en contra de
la sociedad mexicana es lo que ha predominado los últimos doce años y hoy hace
posible el regreso del PRI a la presidencia. Los gobiernos del PAN no han hecho
sino continuar con las mismas políticas económicas del PRI que había dejado la
presidencia en el año 2000, y que Peña Nieto anuncia será lo primero que
impulsará al tomar el poder. Las reiteradas "reformas que México
necesita" que no son otra cosa sino la modificación del sistema jurídico
en términos de propiedad y explotación de los recursos nacionales para que
empresas transnacionales puedan aprovecharse tanto de esos recursos, como de un
mercado (recursos naturales, prestación de servicios y millones de
trabajadores-consumidores mal pagados) ofrendado a sus negocios. El retorno del
PRI forma parte de una política que tiene por finalidad hacer de la vida
pública de México un negocio sin ningún freno en su acumulación de ganancias.
El retorno del PRI
política y culturalmente es un testimonio del proceso anticultural y
anticivilizatorio de los tiempos que corren. Pues es lo "nuevo
viejo", que se impone ilegitimamente a través de la violencia y la
ilegalidad en nombre de la voluntad de todos. Ya que haciendo uso de las
estrategias del "viejo” PRI saboteó y corrompió las elecciones
presidenciales con innumerables métodos documentados, que van desde la
manipulación de la voluntad de los electores con un derroche mutimillonario de
recursos hasta la falsificación, desaparición y alteración de los datos
electorales. Y su novedad que se presenta en el rostro de su joven candidato,
en absoluto es un adelanto, sólo es una avanzada de la estupidez y la
brutlización, la anticultura que hace uso de las nuevas tecnologías y las
formas de comunicación, que a través de la mercadotecnia tan pragmática como
vulgar en seis años promovió la imagen de un "político" mediocre, incapaz de mencionar el nombre de tres libros, convirtiéndola en la imagen de un ídolo del espectáculo cuya vida se confunde con el guión de una telenovela de la misma empresa que promovió su imagen al lado de su esposa -una edecán que trabajaba de actriz en esa empresa.
Resulta sumamente
contradictorio ver como la política mexicana recurre a las estructuras del
pasado en nombre de lo nuevo, las formas de la "democracia" y
la "modernidad" sirven para imponer la "legitimidad" de un
poder muy semejante a lo dictatorial y la condición de una existencia servil a
la población en nombre de su libertad. Hoy el ciudadano mexicano se pretende es
un siervo que se postra ante el poder completamente ajeno y superior,
misterioso, del IFE y la televisión. Un siervo que vive bajo los dictados de su
señor haciendo y pensando la mentira que se le hace pasar por realidad en los
monitores que se encuentran en el centro de su vida cotidiana…
Sin embargo, algo
tan extraordinario como inesperado sucedió en estas elecciones y es
que una parte significativa del sector estudiantil y juvenil está demostrando
una disidencia respecto a las condiciones y reglas de la política oficialmente
democrática y fácticamente dictatorial. Una generación que creció ya no frente
a los monitores sino frente a las pantallas de las computadoras se ha
convertido en un dato inesperado en los cálculos del gobierno. Desde la
madrugada de este día el movimiento #Yosoy132 se ha pronunciado escéptico de
los resultados y las condiciones de la elección y se está perfilando en las diversas
plataformas y medios en los que se expresa como un movimiento post y trans electoral, es decir, que se empieza a
asumir como un movimiento que va más allá de la coyuntura electoral y que
entiende a la política, a lo común, como algo que va más allá de los partidos
políticos y los negocios a los que sirve la política oficial.
Este último dato
es muy importante pues plantea la posibilidad de contrarrestar los efectos
negativos del gobierno electo puesto que los movimientos de izquierda
apartidistas, que existen en México desde hace ya varias décadas, han sido
atacados de manera criminal por Peña Nieto cuando fue gobernador del Estado de
México hace seis años, con una venganza política a los habitantes del poblado
de San Salvador Atenco tras haber impedido la realización del proyecto
mulimillonario de la construcción en dicho poblado de un aeropuerto
internacional. En esa ocasión, Peña Nieto ordenó un operativo con la
participación de 3000 efectivos del ejército disfrazados de policías que golpeó
brutalmente, asesinó a dos menores de edad, violó sexualmente a cuarenta
mujeres y a un número indeterminado de varones, imponiendo a los capturados
penas de hasta cien años de prisión en cárceles de máxima seguridad, como si se
tratara de la práctica de los manuales de contrainsurgencia de las dictaduras
latinoamericanas de los setentas o de una guerra medieval. Y la saña con la que
se actuó se explica no sólo por el hecho de haber saboteado un negocio
millonario sino también por los vínculos que los grupos organizados de Atenco
tenían con el movimiento nacional de izquierda apartidista La Otra Campaña
encabezado por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, que tras ese golpe
interrumpió drásticamente sus actividades tendientes a la creación de una nueva
constitución.
En estos términos,
es que resulta clave en este momento la capacidad de articulación y resistencia
de los diferentes movimientos de izquierda en México ante la envestida de la
dictadura que no solamente llevará acabo los planes y transformaciones para los
que fue puesta en el poder, sino que también atentará contra derechos y libertades de todos los ciudadanos mexicanos. El poder de la "dictadura democrática" atentará contra el pasado (los derechos ganados y aún conservados) y contra el futuro (las condiciones de existencia) del pueblo mexicano. La dictadura del PRI arremeterá contra los individuos y los movimientos sociales de los que se ha mostrado como un enemigo declarado. Una de las respuestas ante esto es estrechar vínculos y cerrar filas en un proceso social que ante la violencia inminente tendrá que adquirir el carácter de una resistencia y solidaridad generalizada entre movimientos.
Muy interesante la forma en que lo describes, una lástima lo que ocurre en el país. ¿ Cuál será la manera en que la izquierda enfrente durante los próximos 6 años al regreso legaloide del PRI ?. Siendo una fuerza constante que ha quedado plasmada en las últimas 2 elecciones, demuestra la necesidad de que la izquierda tome mejores desiciones , pero cuáles son ?...
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