l

La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



viernes, 16 de junio de 2023

Inteligencia Artificial y Literatura


Los desarrollos y la divulgación de los nuevos programas de inteligencia artificial para escribir obras literarias, o que por lo menos se ofertan de tal manera se inscriben en un entusiasmo acrítico y fanático por la tecnología que caracteriza las formas del discurso de las redes sociales, la nueva opinión pública. Sin embargo, a este entusiasmo hay que tratarlo desde una perspectiva crítica, por lo menos con cierta cautela, que se base en una consideración básica de las dinámicas y los intereses que mueven a los desarrolladores de la tecnología, que son los del mercado. Es decir, que frente a un entusiasmo ingenuo y fanático que celebra todo adelanto tecnológico sólo por ser algo nuevo, hay que considerarlo críticamente desde la comprensión de las dinámicas de la tecnología y su aplicación que son las de la dinámica capitalista de la valorización del valor, del obtener mayores ganancias y acumular capital, pues por más novedosas o sofisticadas que se nos presentes las nuevas tecnologías y sus usos estas, como sus desarrolladores, no pueden ir más allá de los criterios del mercado al desarrollar tecnologías y aplicaciones con el único y principal propósito de obtener ganancias vendiéndolas, lo que define la forma y las funciones de las tecnologías que en el caso de la literatura o el arte no tienen otro propósito que vender y consumir, es decir, toda las posibilidades de su producción “creativa” se reducen al consumo en el mercado, con lo cual, las características, temas o estilos de las supuestas obras al estar dirigidas al potencial público consumidor, y nutrirse de los datos de tal público consumidor, no pueden en términos comerciales ni contrariar ni rebasar los gustos y los límites de interpretación y gustos de las masas, determinados por décadas de publicidad intensificadas por las formas del discurso de los medios digitales caracterizados por la falta de creatividad y más bien por estar producidos a partir de los elementos más básicos de la psicología d e masas. 

 

Por lo que la principal crítica que podría adelantarse a estas nuevas tecnologías, en espera de las formas en que se apliquen en los mercados y los medios de comunicación, es no esperar demasiado, y más bien, señalar la importancia determinante de las formas simbólicas y discursivas comerciales que se han encargado de empobrecer el lenguaje y los discursos sociales, no solamente con el empobrecimiento del vocabulario reducido al mínimo necesario para entender mensajes comerciales, sino también, el gusto y los criterios estéticos empobrecidos por los criterios del espectáculo y las formas de los programas y contenidos de entretenimiento. Es decir, que las supuestas nuevas obras producidas con inteligencia artificial al estar basadas en los discursos estéticos y narrativos comerciales y en los datos estadísticos de masas con tales gustos, no pueden proponer nuevas formas culturales, simbólicas o semióticas, ni sus desarrolladores esperarían que lo hicieran sino tan sólo reproducir en su forma y estilo las formas sociales difundidas masivamente por la publicidad y el entretenimiento basados en el consumo.

 

Estas carencias y limitaciones de la inteligencia artificial son las mismas y no pueden ser otras que las limitaciones y carencias de esta sociedad en la que es producida, limitaciones que se dejan ver en todas las formas de aplicación y uso de las nuevas tecnologías, desde los contenidos y usos de las redes sociales hasta el desarrollo de las diferentes aplicaciones de inteligencia artificial, en las que la forma comercial supedita cualquier otro contenido promoviendo e imponiendo formas culturales homogéneas y precarias propias del comercio y el hiperconsumo. De tal manera, las obras que se pueden esperar y que serán celebradas y difundidas de manera acrítica no pueden ser otra cosa ni más que el conjunto de los pobres y precarios contenidos simbólicos y semióticos con los que se ha condicionado a las masas de consumidores para quienes serán escritas tales obras.


 

Sin embargo, tanto la inteligencia artificial como otras tecnologías podrían tener otros desarrollos y aplicaciones más creativos y lúdicos, como varios autores críticos han especulado, Fourier o Benjamin, pero para ello, las tecnologías tendrían que desarrollarse con otros propósitos y otros criterios diferentes a los de la sociedad capitalista, por lo que tendrían que desarrollarse desde la perspectiva de un pensamiento revolucionario, o por lo menos desde la perspectiva creativa de uno o varios artistas críticos con las formas sociales y culturales; pues, la tecnología desde sus orígenes y principios tiene un potencial emancipatorio en el orden social y cultural con la capacidad de fundamentar nuevas relaciones sociales y económicas no basadas en la explotación o en la enajenación de las subjetividades de los potenciales lectores o espectadores. Por lo que, a pesar de las determinaciones sociales de las tecnologías en la sociedad actua l, que limitan su potencial creativo y estético, podrían desarrollarse para colaborar en el proceso productivo y reproductivo del arte, enriqueciendo las potencialidades de producción y apreciación estética, sin embargo, para ello se requeriría que los desarrolladores tuvieran otros propósitos y otra formación, e incluso, que sus recursos técnicos estuvieran producidos como parte de una conjunto técnico producido e ideado para producir los satisfactores y cubrir las necesidades de otro tipo de sociedad, en la cual, el potencial público tuviera otro tipo de sensibilidad y de recursos estéticos; situación en la que, tecnologías como la inteligencia artificial, podrían colaborar en la producción y el disfrute estético de otro tipo de sociedad y de individuos, con la capacidad de apreciar, entender e interpretar nuevas formas estéticas, pues el sueño de que todos los hombres puedan dedicarse a la producción o al disfrute del arte ha sido tenido por los diferentes utopistas que han entendido las limitaciones en ese ámbito de la sociedad capitalista y sus antecesoras.

 

En estos términos, el arribo de una tecnología capaz de colaborar y potenciar las capacidades estéticas de los seres humanos está en espera de nuevas condiciones y relaciones sociales, en las que los artistas, los escritores y lectores en absoluto podrían considerar a la tecnología como un rival o un enemigo, sino, como lo que es, una herramienta con la capacidad y potencialidad de mejorar las condiciones sociales y colaborar en los sueños emancipatorios de una nueva sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario