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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



lunes, 18 de diciembre de 2017

Apuntes de crítica cinematográfica del fascismo 2

Resulta sorprendente que se relacione a Nietzsche con el fascismo. Precisamente aquello en lo que consistió el fascismo fueron muchas de las cosas contra las que se opone y pronóstica para el futuro. Nietzsche ve el triunfo de las fuerzas más estúpidas y reactivas de Alemania encarnadas en su época por Wagner y su séquito cuyos espectáculos son el antecedente inmediato de los grandes espectáculos nazis y las películas de Riefenstahl; esclavos resentidos que se hacen pasar por señores; masas embrutecidas y manipuladas por su ignorancia y resentimiento; el vulgar germanismo que pretende ser la continuidad del mundo clásico, el antisemitismo; el avasallamiento del individuo por la masa: el triunfo de la servidumbre nacionalista que es lo opuesto al espíritu libre.

A pesar de utilizar e incluso falsificar la obra de Nietzsche para que sirviera al nazismo, resulta insostenible que todavía hoy, después de los trabajos filológicos de la década de los noventa en Italia, que demuestran la falsificación y alteración de las obras de Nietzsche, sobre todo de La voluntad de poder, se continúe afirmando que el pensamiento de Nietzsche es prefascista. Pero algo que apoya esto es la sobrevalorada interpretación que Heidegger hace a partir de los textos falsificados y sus propias necedades nazis.

Las películas de Riefenstahl a pesar de su maestría e innovación técnica, sobreestimada si se le pone en comparación con el cine ruso, es la escenificación de la peste que pronostica Nietzsche, un fenómeno que emerge en la Alemania nazi pero no se quedará ahí sino que permea gran parte de la cultura pop y el espectáculo haciendo que el entretenimiento gire en torno al nacionalismo, a los sentimientos histéricos de admiración hacia figuras pusilánimes, la jerarquización racial y la exclusión étnica, la exaltación de la obediencia cuasi religiosa a los imperativos de un agente abstracto y trascendente, el capital y las mercancías; la renuncia del individuo a su singularidad y capacidad inventiva. El espectáculo y la publicidad son la continuidad de la estética del fascismo.


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