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La Vitalidad es el presente. Todo está en la vida y es la vida, los cuerpos mueren pero la vida continúa, es eterna. Siempre se está en medio de la vida y la vida en medio de nosotros. Nos atravisa para llegar a otros, así como atravesó a otros, para llegar hasta nosotros. La vida es incontrolable, poderosa, inalienable, misteriosa, creativa. La vida es salvaje: es el amor.



jueves, 6 de enero de 2011

Spinoza Revolucionario

Spinoza es absolutamente antimoderno y revolucionario. Postmoderno, en el mejor sentido del término. Se opone a los principios de la modernidad (indivudualidad, mediación trascendental, angustia existencial), y simultaneamente, concibe los principios para un pensamiento y una sociedad futuros.

Mientras Descartes, Kant y Hegel piensan en términos del individuo, y siempre, en función de una mediación entre el hombre individualizado con la realidad (el Ser, el Espíritu o Dios) y la sociedad. Y de Kiekergaard a Haidegger el individuo se precipita en el abismo existencial. Como una anomalía, Spinoza piensa en el amor, la colectividad y la inmanencia absoluta, es decir, el hombre en la colectividad es y está en la realidad, y como tal, incide en ellas, tanto la realidad como la sociedad son históricas, relativas, y con ello, eventualmente, siempre modificables. Por ello, es posible pensar a Spinoza como un gran momento del materialismo y un precursor de Marx y Benajamin. Deleuze lo llama el Cristo de los filósofos pero podría ser calificado también como el primer Revolucionario, aquel que trae a la filosofía la cuestión mesiánica, no ya para un pueblo ni para una sola fe, sino para toda la humanidad.

Negri nos cuenta al respecto una anécdota reveladora, según la cual, Spinoza tenía por pasatiempo dibujar, y en uno de sus cuadernos de dibujo, encontrado por su último hospedero Henry van de Spyk, se cuenta que encontraron varios autorretratos del filósofo, llamando la atención uno en particular, donde se dibuja así mismo a la manera en que era representado en los grabados de la época el rebelde napolitano Masaniello, un humilde pescador que encabezó la rebelión y emancipación del principado de Nápoles en el siglo XVI, la rebelión que durante diez días conmovió al mundo barroco, con una pequeña república en la que se trató de establecer la igualdad y la coparticipación popular.

Antes de que se teorizarán y las revoluciones conmocionaran al mundo a partir de finales del siglo XIX, en siglo XVII ya exsitía un filósofo revolucionario llamado Baruch de Spinoza.

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